20.12.16

De Bahía Blanca al Valle: Osvaldo Costiglia y Álvaro Urrutia

Texto leído en la presentación de ambos poetas en la Casa de las Culturas de la ciudad de Neuquén, en diciembre de 2016

Osvaldo Costiglia - Álvaro Urrutia


Veamos: leer los poemas de Osvaldo Costiglia y Álvaro Urrutia nos (me) ponen ante dos vertientes o tradiciones en la poesía argentina. Voy a hablar sobre la base de algunos poemas que leí de ambos.

Costiglia, que compone sus textos como si dentro de ellos circulara el aire, un aire, entre la luz y la sombra, no pertenece a ninguno de los enclaves municipales en que se agrupan los poetas en el país. No es de las grandes metrópolis. Es -y esto lo dijo hace tiempo Raúl Mansilla, cuando hizo que yo lo encontrara, como los grandes poetas que optaron por ese centro dislocado que es el margen. Y pienso en Juanele Ortiz, En José Leónidas Escudero, en Bustriazo Ortiz. También en Irma Cuña, que al final volvió a la querencia y aquí terminó de bordar su obra, donde la había empezado. Ésta es, entonces, una de las grandes vertientes, asociada quizás -y esto es una opinión- a Antonio Porchia, a Roberto Juarroz, dos poetas que también hoy están fuera o lejos de los centros.


La poesía de Urrutia viene y se inscribe en otro andarivel: él es bonaerense, de la pampa amplia que es puro horizonte a veces cortado por árboles, por montes aislados. Y soja y maizales y trigales y vacas, vacas y vacas. Pero, sobre todo, es una extensión, eso que Sarmiento veía como un gran problema nacional. Y esta cita no resulta ociosa, ya que la poesía de Urrutia me refiere a ese gran invento rioplatense del siglo XIX que fue el dato de originalidad más grande de las incipientes Provincias Unidas: la poesía gauchesca. Los poemas de Urrutia no son como los de Hidalgo, o los de Hernández, no. Pero tienen un trasiego de Lamborghini, y ese dramatismo que recoge el habla de la gente que monologa -o imaginamos que lo hace- y permite así que nos asomemos a una forma de ver las cosas distinta. A una forma distinta de padecer. Eso hace Urrutia.

Un poeta bahiense, eso es Costiglia: en su universo están el mar y el puerto, su ciudad es esa bisagra entre dos extensiones -la pampa y el océano- y en medio están él y su poesía. Como en los italianos que se empeña en traducir -Eugenio Montale, Valerio Magrelli, Umberto Saba, entre otros- y como
en sus numerosos libros, en su copiosa obra que permanece inédita con una testarudez equivalente a su voluntad de trabajo.




Un poeta de la pampa bonaerense, eso es Urrutia. Y en sus poemas están el habla de la gente que conoce en la escuela rural donde trabaja, cerca de Villalonga, ciudad donde nació. Y, como los poetas gauchescos, no es un poeta rural: no lo era Hernández y tampoco Del Campo. Y menos Lamborghini. Pero él está en esa línea, y con eso rompe una costumbre que por su residencia en Bahía Blanca estaba casi destinado a reproducir: el objetivismo. Ni Urrutia ni Costiglia lo son. Tampoco neorrománicos. Son algo diferente, son dos voces que asoman en el panorama de la poesía que se hace -o en el panorama que la poesía hace- en el país. Así ocurre en el norte y en la Mesopotamia; así ocurre en el centro y en Cuyo, así también en Buenos Aires y en el Litoral, y así ocurre, gracias a dios, en Patagonia.


Muchas gracias.

Poemas de Osvaldo Costiglia

UNA HISTORIA

Una historia que no podrìa contar porque no la recuerdo
sin embargo sube ligera ante mis ojos como un globo
tiene cierta capacidad de felicidad que me hace reír
sin ruidos en la garganta sin làgrimas en los ojos
tal vez porque transmite la serenidad de los paisajes vistos a la
                                                                                                (distancia
y asì sube en el dìa que huye
mientras me quedo mirando el cielo
viendo como las nubes la toman y se la llevan
quieto. y ya sin historia, disponible.

B.B., 12/03/14



AGUAS DE VIDA

Siempre hay vida en el agua
navegando en el barco en que vives
los suspiros serán húmedos
húmeda la flor de tu corazón
y el lento río de los pensamientos
un manzano florido que riegas en el sueño
el cuerpo que te habla bajo la noche
el agua que golpea en esa playa donde reposan tus sienes
y los ojos que en la niebla se licúan
la húmeda respiración en el espejo
de esos viajeros que hacen que gires hacia ellos
porque cuando pasan te llega un mar de risas
y así te quedas con tu curiosidad a cuestas
esperando la lágrima
que sabiamente te rehúyen.


B.B., 16/06/14





LA HABITACIÓN DE AL LADO

Alguien dijo, en medio del bullicio general
que debíamos reconsiderar las razones
del silencio que reinaba en la habitación de al lado
donde una flor había dejado caer sus pétalos
hoy nos preguntaríamos que habitación era aquella
en un mundo tan vasto y a través de tantas estaciones
que hemos olvidado hablar de ello
cada uno por razones propias
rehuimos volver a poner en escena
lo que quedó escondido en aquella habitación.


B.B., 23/06/14



Poemas de Álvaro Urrutia

Poema de Natividad (fragmentos)

I
mucho santos hay allá
acá en la iglesia no hay muchos
pero en bolivia   muuuuucho santos
                 llena la iglesia   esta
yo vine en el ochentaitres
               pero   siempre era que yo me iba
venía a la caña a tucuman
después venia a la uva de mendoza
a salta veníamos a cosechar tabaco…

alguien venia y te decía
       en tales lugares se está ganando bien
y todos se iban para allá y así…


II
mama vivía en ledesma de donde el azúcar
se enfermo    no sé qué es lo que tenia
le dolía acá            
                      donde es los riñones
en seis meses se murió    nomas
cuarenta y tres años tenia
antes los doctores no eran tan profesionales
                             antes no había los análisis
yo nunca escuchaba            nunca sabia de los análisis



III
ahora   en sucre   me hicieron la tomografía
acá no  no me hicieron lo que es  nada
    apenas    me dieron los calmantitos
me llevaron a bahía   a mí no me dijo el doctor            
parece que le dijo al ambulenciero  
                          que no era nada
hasta que fui a bolivia      
                me curaron con un poco de yuyo
                  me hicieron un poco de vapor
un naturista me baño con eso  

alguien venia y te decía
       en tales lugares se está ganando bien
y todos se iban para allá y así…

3.12.16

Poemas de Jorge Isaías - selección

Selección de poemas del santafesino Jorge Isaías, contemporáneo nacido en 1949



XII

Anduvo el aire
metido en erupción
alegre de calandrias
anduvo la calandria
persiguiendo torcacitas.
Anduvo el aire claro
deflagrando eneros y silencios.




XXXV

¿Habrá algo
en este día
que me cubra
de la miseria
de los hombres?

¿Y un poco
más
como un esfuerzo
extra
que me salve
de sentir miserias
personales?

de “El vuelo de la abeja”, 2008.


1

Era mayo
cuando brotó
la savia viva
de tus pechos?

O me confunde
el oro altivo
de los plátanos
y de este bello
sueño
soy el único culpable?


2

Nos amamos
en la rescindida
sueñera
de albas y de choclos.

Como si todo un día
fatalmente
no partiera.



4

En mi mano
circulan
viejas cartas,
solas, adormecidas,
de honda pena,
de quejosos silencios.

En mi mano,
que nada más pretende
sino el peso claro
de tus senos.


9

Tengo sed
de vos,
quiero que leas:
que también son tus pechos
que hacen renacer mis ojos
y tu vientre girando
sobre mi boca
y este Otoño
que nos separa
cuando en realidad
debiera
dulcemente juntarnos...


12

¿Ca el furor desprendido
de tu sexo o es el Otoño
que cose sin piedad
la pestaña abierta
de tu carne?

de “Poemas de amor”, 1986.

1.11.16

Rogelio Martínez Furé: cimarrón de palabras

El festival de poesía estaba a punto de terminar, y Ada y Sinecio habían insistido en que ir a verlo. “Es premio nacional de Literatura del año pasado”, decían, como para convencer. Y en La Habana, esa tarde del 27 de mayo hacía calor, un calor húmedo que se reflejaba en el incendio que las flores del flamboyán de la plaza ponían entre cielo y tierra.
La cita era en el aula de poesía de Amnios, una revista cubana que dirige el poeta Alpidio Alonso. En una pequeña sala, con las butacas colmadas, estaba Rogelio Martínez Furé acompañado por dos de sus discípulos: Carmen González y Sinecio Verdecia y el anfitrión. Martínez Furé, sentado contra un rincón, conversaba en una entrevista. Alto, con una camisola de fondo azul con arabescos blancos, un pantalón de liencillo también blanco y su mirada hacia arriba, como en busca de las palabras que iría a pronunciar. Es el “ashé”, que carga a la palabra hablada, que le pesa y le otorga ese sentido profundo que la hace fundamental, originaria, permanente en su fragilidad.



Es una palabra que se relaciona con rituales, hechizos y conjuros mágicos y que no se traduce con exactitud y precisión. Puede significar un don concedido; todo lo bueno y también se vincula con el poder, con la energía, con la fuerza que tiene toda existencia humana. Así cantaba:

Aquí estoy:
Nombro las cosas
y me apodero de su esencia
al nombrarlas.
El ashé de la Palabra
me torna Palabra.
Fundadora,
iconoclasta y libre.

Martínez Furé es poeta, folklorista, etnólogo e investigador. Fundó el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba y recibió numerosos premios, y el de literatura es el último de ellos. Es autor de una extensa obra poética, suya y anónima africana, que ha recopilado por décadas. Es famosa su edición  de Poesía anónima africana; del Tarikh y del Diwan, que recogen poemas y fragmentos de poemas y pensamientos de pueblos originarios del África.

A sus 79 años, el glaucoma le impide ver lo que transcurre pero sin embargo lo habilita para asomarse al revés de varias tramas. Y desde allí habla: de la oralidad en la poesía, del componente oral de la expresión como un camino propio, que eligió muy joven. Ese sesgo personal, dijo esa tarde calurosa y húmeda, con nubes panzonas con presagio de tormenta, se verificó apenas publicó sus dos primeros libros: Barriendo la república y La disyuntiva. Ya allí aparecían los elementos principales de la cultura popular cubana, atravesada por África, por la esclavitud, por la supervivencia ante el sometimiento aniquilador. Con la poesía es posible contar la otra historia de Cuba: el cimarrón de palabras inicia sus “descargas” poéticas, llenas de sentido, plenas de poder, del otro poder: el del pobre, el del negro, el del esclavo, el del marginado, el de que encontrará su camino a la liberación.

La obra de Martínez Furé, junto con la de Nancy Morejón, Excilia Saldaña y Georgina Herrera, entre otros, fue fundacional para la recuperación de la oralidad en la poesía cubana, tras la huella de Nicolás Guillén. De esa escuela surgieron Carmen González, Sinecio Verdecia, Israel Domínguez, Micael Iglesias y más aún. Verdecia proviene del grupo Chequendeque cuyos integrantes acompañan sus intervenciones poéticas con tumbadoras, cajón, palos de agua y otros instrumentos de percusión fabricados con semillas, caracoles, cuerdas; en fin, objetos de uso cotidiano con los que se comunicaban los mensajes en el pasado.

En ese intercambio -a veces no exento de tensión- entre la oralidad y la escritura de la poesía se sitúa Martínez Furé. Y a veces parece lamentar la lengua en que habla y por eso la mezcla con otras más antiguas, de sabores que le llegan del fondo de la garganta: lucumíes, yorubas, bantú. Del poeta martinico Aimé Césaire, adoptó conceptos que le permitieron analizar la realidad del Caribe y de América en el contexto del postcolonialismo. Y entonces se pone de pie y exclama:

Esta lengua,
otrora imperial y negrera,
la aprendieron mis abuelos
a latigazos cepo y bocabajo.

Hoy es mía, nuestra,
materna.
Como cabello sangre y sudor.
Por eso, lengua amada,
haré lo que desee contigo.
Nadie podrá impedirlo.

Su ascendencia es rica y diversa, pues Martínez Furé viene de mandingas, franceses, lucumíes, españoles, chinos y, muy probable, de algún indio en lontananza. Contaba que en su barrio vivían chinos, judíos, gallegos, catalanes, congos, arará, iyesá, abakuá, gangá..., mientras los guajiros venían desde el Valle de Yumurí cantando sus pregones o sus puntos guajiros. Todo eso en Matanzas. Es el Caribe su centro y desde allí recuerda:

¿O acaso mi abuela Carlota
cimarrona en el “Año del Cuero”,
que renací en Angola?

A veces se dedica interpretar música folklórica cubana, brasileña y antillana y obras de vanguardia. Algunas composiciones suyas también son ejecutadas por otros poetas-músicos.


Poco antes de terminar el encuentro, Martínez Furé recordó que el viernes siguiente sería el de la maka mensual, una reunión donde los asistentes discuten, conversan, intercambian poemas, músicas y abordan un tema diferente. Ese viernes, el primero del mes de junio, también era una tarde bochornosa. La cita era en la sala Villena del edificio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Cerca del monumento a Guillén, la gente se reunía para guarecerse del sol. Pocos minutos después, un aguacero se abatió sobre los árboles, sobre los tejados y sobre los que esperaban al poeta que estaba dentro de la sala preparando los instrumentos.


Martínez Furé aludió a la lluvia, que probablemente hubiera acobardado a varios contertulios y empezó. Recordó a Anacaona, la cacica taína de Haití, que sse sublevó contra los españoles hasta que fue vencida y finalmente ahorcada a once años de la llegada de Colón a la isla. Por eso, dijo que la relación de Europa con América, que no fue un descubrimiento, tampoco fue un encuentro. “En todo caso, un encontronazo, porque luego de eso hubo diásporas eternas”.
Se definió como “un cimarrón de palabras, un clonador de identidades porque nombro a las cosas y me apropio de ellas”.

Se definió en contra del “jineterismo pseudo cultural o pseudo religioso” que construye identidades falsas en las sociedades americanas. Por caso, recordó que muchos desconocen que usamos habitualmente más de cinco mil vocablos de origen árabe -almohada, alcohol, álgebra, azahar, albahaca, alcalde, almirante, ojalá- y “no destacamos la riqueza de ese patrimonio”
Entonces, antes de cantar el poema final de la maka, recordó que la oralidad cimarrona se opone total y fundamentalmente a los regímenes postcoloniales que enseñorean en el mundo:

Mi identidad
no la vendo
ni la presto
ni regalo.

Me acompañará por siempre
adonde quiera que vaya.
Hasta después de la muerte
seguiré siendo cubano.
Y eso que asumo y proclamo:
¡caribeño! (“Carné de identidad”)



Enlaces https://www.youtube.com/watch?v=zDeYPp49U98
https://www.youtube.com/watch?v=QczfGtzrWzQ


2.10.16

El concepto de vanguardia, por Francisco Urondo

Este artículo está tomado del blog Del Amasijo, que gestiona la poeta María del Carmen Colombo. Originalmente fue publicado en la revista Crisis número 17, de septiembre de 1974. Y se publica en esta página porque creemos que toda poesía es política.



I


"El concepto de vanguardia, incorporado a la teoría revolucionaria universalmente, es una verdad científica ampliamente verificada en distintas épocas de este siglo y en diversas latitudes de este mundo. La íntima relación que existe entre los problemas culturales y los problemas político-sociales e históricos, la imposibilidad de separar a unos de otros. Incluso para el análisis, permitiría aventurar la idea de incorporación del concepto de vanguardia para la resolución del campo específicamente cultural.Por ese camino podrían ser evitadas las desviaciones populistas. También las desviaciones de izquierda, con su carga natural de ideologismo. Como en los problemas estrictamente políticos, tanto una desviación como la otra puede ser conjurada a través de una vanguardia que impida ignorar la experiencia concreta del pueblo que la rodea, como suele ocurrirle a la izquierda, pero que tampoco idealice a ese pueblo, como suelen hacerlo los populistas.Los hombres que den los primeros pasos, que encaminen la construcción de esa vanguardia, tendrán que identificarse con el campo popular –sin idealizarlo--, aunque no pertenezcan naturalmente a la clase productiva. Deberán hacerse cargo de la problemática de esta clase. No es suficiente estar cerca de los trabajadores para conocerlos. No es suficiente estar cerca o conocer las realidades de un pueblo, sino que hay que identificarse con esa realidad, correr la suerte del agredido.

Un segundo requisito fundamental para la construcción de esa vanguardia será actuar dentro del marco histórico adecuado y en observancia de las fuerzas que operan en ese marco, remitirse al momento histórico y a las fuerzas que lo componen. Tener en cuenta –como cualquier vanguardia política— al enemigo principal y la contradicción principal. En esta etapa, se define que esa contradicción es imperialismo-nación; reconocer entonces claramente a quienes en lo que hace a la cultura, pertenecen al campo del imperialismo y a quienes están en el campo de la Nación; rechazar a los primeros y establecer acuerdos con los segundos.
Los intelectuales y artistas que se aboquen a la construcción de una vanguardia cultural, no solamente deberán atender a la composición social de esa vanguardia y a los grados de identificación en relación con los intereses del pueblo; no sólo deberán tener en cuenta el marco histórico y, dentro de él, diferenciar aliados, amigos y enemigos, sino que tendrán que luchar contra un enemigo difícilmente identificable e interceptable. Un enemigo difícil de aislar y de aniquilar. Este enemigo son ellos mismos. O, dicho de otra manera, a estos trabajadores de las ideologías, lo que más les obstaculiza la tarea es la propia ideología.A partir de esta realidad, reconociéndola, se podrá seguir. Seguramente analizando el propio trabajo. Sabiendo para quiénes y cómo han producido, podrán salir adelante. Porque allí está el pecado original de intelectuales y artistas: en su práctica y no en su origen de clase. Allí subyacen una cantidad de cosas que hacen explicables sus problemas; por lo tanto pueden ser trascendidos y no convertirse en un mero estigma que los cristaliza y termina marginándolos.
El problema, entonces, está en las prácticas y en cómo están destinadas esas prácticas. Para quién se trabaja. No en la clase originaria. Los artistas, intelectuales, científicos, técnicos, generalmente hemos tenido que trabajar dentro de los cánones de la ideología burguesa, aunque pudiéramos suponer en algún momento que la estábamos enfrentando. Como ha trabajado aisladamente, el del intelectual es un trabajo solitario, aunque algunos técnicos, científicos hayan creído trabajar en equipo, sin advertir que se trataba de equipos aislados del todo.


II

Los hechos históricos que estamos viviendo, y que están siendo bien registrados por su natural protagonista –el pueblo– todavía no han sido captados por nuestros artistas e intelectuales. No se ha producido todavía la inmersión de estos grupos en la realidad cabal que se vive en el campo del pueblo. Hay trabas, debilidades objetivas para esta identificación y sólo la práctica, la imaginación y la capacidad creativa de estos artistas e intelectuales irán encontrando los caminos, superando las dificultades hasta que sean suyas las alegrías y las preocupaciones del pueblo.Pero la superación de estas dificultades objetivas sólo puede darse en la medida en que encaren simultáneamente los problemas ideológicos. El individualismo, el descompromiso, toda la sintomatología del liberalismo, estarán sumándose a las dificultades objetivas que intelectuales y artistas tienen para aportar su tarea a la causa del pueblo.
Por ejemplo, si alguien convierte su dignidad en susceptibilidad no sólo se aísla, trabado por la reticencia, sino que por ese camino indigno, por esa necesidad, deja de respetarse. Y quien deja de amarse no quiere a nadie. Y quien no quiere a nadie, no puede querer a su pueblo, no puede estar metido seriamente en una revolución que el pueblo hace para liberarse. El Che decía que la revolución es un acto de amor. Y es cierto, porque los actos de amor requieren entrega y lucidez."Osar morir de vida", me recordaba Lezama Lima que alguna vez dijo José Martí. Cuando se considera a la vida una propiedad privada, sólo el heroísmo, con su carga de posteridad o en el mejor de los casos, de búsqueda de inmortalidad, permite la osadía de ponerla en riesgo. Pero el sentido de la osadía que propone Martí no es individualista, sino que responde a una concepción ideológicamente más generosa. Porque la vida no es una propiedad privada, sino el producto del esfuerzo de muchos. Así, la muerte es algo que uno no solamente no define, que no sólo no define el enemigo ni el azar, que tampoco puede ponerse en juego por una determinación privada, ya que no se tiene derecho sobre ella: es el pueblo, una vez más, quien determina la suerte de la vida y de la muerte de sus hijos. Y la osadía de morir, de dar y, consecuentemente, ganar esa vida, es un derecho que debe obtenerse inexcusablemente.


III

Los problemas ideológicos impuestos a todo el mundo por la clase dominante se patentizan con más ahínco en los intelectuales y artistas. Tal vez por esto, ellos presentan una característica singular: generalmente --con razón o sin razones--, aunque haya entre ellos buenos y malos, son tratados como si fueran siempre malos. Suscitan una desconfianza a priori, un prejuicio. Y esto es malo, porque los prejuicios empujan, quitan espacio, alientan debilidades, sectarizan y terminan convirtiendo al destinatario de esa subjetividad, en algo bastante parecido a lo que el prejuicio anunciaba. Y no se trata de que el prejuicio venga a ser algo así como una presunción. Más que profetizar, el prejuicio prefigura.
Kim Il Sun, refiriéndose a los intelectuales de su país y recordando que aunque habían sido formados y servido en instituciones económicas y culturales pertenecientes al imperialismo, luego se pusieron al servicio de la patria, dijo: "Ellos se han transformado notablemente en los últimos seis años y han demostrado devoción e iniciativa en los últimos seis años de la construcción democrática. Una abrumadora mayoría de ellos luchó valientemente por la patria durante la guerra, muchos llegaron hasta la línea del río Raktongang para combatir al enemigo y durante la retirada temporal retrocedieron siguiendo a nuestro partido y venciendo todas las dificultades. Qué más podemos pedirles a esos intelectuales y por qué hemos de desconfiar de ellos".
No llenemos de piedras el camino. Es necesaria la presencia de los intelectuales en las organizaciones populares. Son importantes para el cuerpo global de la sociedad y para la clase que debe homogeneizar el proceso revolucionario. Habrá que combatir las deformaciones ideológicas, pero no con prejuicios, sino con realidades.


IV

Cuando existe una apelación al prejuicio es porque no hay buenas razones, y los revolucionarios deben tener buenas razones. Especialmente en problemas tan delicados como éstos, donde una misma actitud puede suponer --por ejemplo-- liberalismo o, contrariamente, combatividad: depende del momento y del medio. Una crítica puede ser tomada como hipercrítica si se observa con espíritu burocrático o formalista. Se puede ver indisciplina donde hay imaginación, especialmente cuando la dureza de la lucha o la magnitud del proyecto imponen --indebidamente-- su peso y no dejan actuar con la sutileza que demandan esos matices. Y las teorías revolucionarias más perfectas para nada sirven si se aplican de manera mecanicista. Es lo mismo que no aplicarlas: carecen de una política, de la mediación necesaria que las haga efectivas, en armonía con el grado de desarrollo que ha alcanzado en su conciencia el conjunto del pueblo. Que le permita estructurar a ese pueblo, a través de su vanguardia, los medios organizativos que han ido tomando formas aptas para esa política. Esas formas organizativas que, según Lukacs, vinculan la teoría con la práctica.
En la tarea cultural, en la producción cultural, ocurre lo mismo que en la política. Sin un referente a la realidad, no habrá verificación práctica. Y este referente debe ser visto con una ética política, determinante de las posibles modificaciones de la realidad. Porque condicionarse a una situación dada, tanto en lo estrictamente cultural como en lo político, es aceptar un estado de cosas. Y las cosas están como están y la gente --incluso ideológicamente-- está como está, para favorecer la explotación, el sometimiento social y político. El populismo siempre aceptó las cosas como estaban. Lo contrario, desentenderse del estado de cosas, arrastra a posiciones ultra izquierdistas. En cultura, esto suele conocerse con el nombre de vanguardismo. Y ahora se trata de conformar una vanguardia, no de hacer vanguardismo.
Todo esto parecería desembocar en una hipótesis de negación de izquierdas y derechas en el terreno cultural. Existen, y también existen en el campo del pueblo. Pero la cosa no pasa por ubicar un punto medio: el centro impoluto, como les gusta tanto a los liberales. Se trata de ser fieles a un mecanismo dialéctico que sirva al análisis y a la síntesis entre la teoría y la práctica, entre la tarea cultural del pueblo y la producción de intelectuales y artistas."


* Paco Urondo había nacido en la provincia de Santa Fe, Argentina, en 1930 y fue asesinado por la dictadura en Mendoza, en 1976.

26.9.16

poema en la habana - 2016



un escorzo de ella
como la calle neptuno
en la habana
sus colores rumorosos
las mujeres que cantan
en un baile de caderas


un escorzo de ella
entre juegos y pícaros
mientras la guerra
deja edificios desdentados
cadáveres de ventanas
y de puertas
que son el arte en el aire
de la habana
como en su cuerpo extendido

el mapa de su piel
orografía e hidrografía
amadas
flora y fauna de un cuerpo
que descansa
languidece
despierta
en la calle neptuno de la habana
y en cualquier
calle
de este mundo triste
sin alma
al que se vuelve
sin haberlo dejado
nunca



21.9.16

¿A quién se dirige la poesía?*

por Giorgio Agamben


Traducción de Gerardo Muñoz & Pablo Domínguez Galbraith

¿A quién se dirige la poesía? Solo es posible responder esta pregunta si se entiende que el destinatario del poema no es una persona real sino una exigencia.

Una exigencia nunca coincide con las categorías modales con las que estamos familiarizados. El objeto de la exigencia no es ni necesario ni contingente, no es posible o imposible.



Se puede decir, en cambio, que una cosa ‘exige’ (‘exacts’) o demanda otra, cuando sucede que, si la primera cosa es, la otra también tiene que ser, sin que necesariamente la primera esté implicando lógicamente a la segunda o forzándola a existir en el ámbito de los hechos. Una exigencia es simplemente algo más allá de toda necesidad y toda posibilidad. Es similar a una promesa que solo puede ser cumplida por aquel que la recibe.

Benjamin escribió alguna vez que la vida del Príncipe Myshkin exige permanecer inolvidable, aun cuando todos la olviden. De la misma forma, el poema exige ser leído, aun cuando nadie lo lea.

Esto mismo puede expresarse diciendo que en la medida en que la poesía demanda ser leída, debe permanecer ilegible. Estrictamente hablando, no hay un lector de poesía.

Es esto quizás lo que Cesar Vallejo tenía en mente cuando, al definir la intención última y la dedicatoria de casi toda su poesía, no encontró otras palabras más que decir por el analfabeto a quien escribo. Es importante detenernos en la formulación aparentemente redundante “por el analfabeto a quien escribo”. Aquí “por” significa menos “para” que en “lugar de”; tal como Primo Levi dijo que él daba testimonio por –esto es, “en el lugar de”– aquellos llamados Muselmanner que, en la jerga de Auschwitz, nunca pudieron dar testimonio.

El verdadero destinatario de la poesía es aquel que no está habilitado para leerla. Pero esto también significa que el libro, que es destinado a quien nunca lo leerá –el iletrado– ha sido escrito por una mano que, en cierto sentido, no sabe leer y que es, por lo tanto, una mano iletrada. La poesía es aquello que regresa la escritura hacia el lugar de ilegibilidad de donde proviene, a donde ella sigue dirigiéndose.



[*Este ensayo fue publicado originalmente en la revista New Observations, N.130, 2015. Originalmente traducido al inglés por Daniel Heller-Roazen. Traducido al castellano específicamente para Infrapolitical-Deconstruction Collective. No reproducir sin incluir la fuente.]

26.7.16

La muerte de Evita, de Susana Villalba

Del libro Plegarias, un poema sobre la muerte de Evita, un 26 de julio. Fue escrito en 2001, vuelve a tener vigencia, dice la autora.


Llovió como si nunca fuera a terminar. Y nunca terminó. Toda la tarde llovió como si fuera de pronto otro lugar. El pueblo seguía la táctica del agua una vez más. Una vez más la gente se parecía al cielo y el cielo nunca. Nunca estuvo más lejos que esa noche. Madre de dios, nuestra difunta, levante los jirones de nuestro corazón. 
Al agua del sueño, jirones de alma, de nuestro cuerpo llevanos vos que no tenemos dónde llevarte. Tu cuerpo se esfuma como una voz. 
Como la seda cruje un paso en la sombra, un eco de jinetes negros. Escondanós en los pliegues de su muerte, de su pollera, en el vacío Pampa guarde nos como un viento que se detuvo para siempre en su bolsillo. Descanse, que el mundo no existe más. 
Sigue lloviendo y es la misma plaza, el subte con asientos de madera, mamá no podía llegar, corría, no me encuentra, yo no la encuentro, como un perro que no alcanza su cola, no alcanza su tiempo. 
No había nacido yo pero ella estaba ahí, bombardeaban la plaza, esta misma, damos vueltas, mamá corría a una playa de estacionamiento y perdía un hijo, no era yo, yo no la encontraba, todavía no la encuentro, ella no me reconoce porque todos corren, la empujan, sube a un tranvía hacia cualquier parte, dice que es mentira, algo estalla bajo la lluvia. No escuche abanderada, venga a nos, a llevarnos a su país en blanco y negro. 
Mamá da vueltas, doy vueltas, vamos al cine, ella se viste como Zully Moreno, la ciudad está sembrada de nomeolvides. No nos olvide ilustre enferma, somos un cuerpo que se corrompe bajo la lluvia, vidrio, un día embalsamado. Miramos fotos. Papá no aparece. No está. Un auto zumba en la noche. Llovió durante quince días. 
Estoy acá, no me ves pero estoy, corriendo en la misma plaza. Camino por las mismas veredas, como vos del trabajo voy a casa y en casa también llueve, todo huele a humedad, a asfixia. La niebla está adentro, en todo el barrio, se ven pocos negocios abiertos, poca gente en la calle. Cae la noche como si fuera consecuencia de la lluvia, como si fuera la lluvia lo único que queda. 
La gente forma fila durante días para irse con ella, adonde sea, adonde vaya. No desate los nudos santa que ya no va a parar. No para nunca esta caída. 
Mamá escucha radio. Papá no escucha. Yo todavía no existo. Somos los Perez García. En el patio llueve. El reloj se detuvo. No los encuentro, son de otro mundo. 
Hay una marcha de antorchas, de lágrimas, de lluvia, estampitas, carteles, está en todas partes. Está en la radio pero no se la ve. Santa de los anillos, virgen de las capelinas haga su magia, háganos aparecer. 
Que aparezca la casa, los azahares, luciérnagas, el tren. Diga una sola palabra que detenga la lluvia. Mamá con un vestido de flores, una plaza, un sol con pinturita naranja. No es que creíamos, estábamos ahí. 
Damos vueltas en la bruma, en la tregua de una fina llovizna. Incluso la tristeza que aparezca si es común, como cualquiera que está triste una tarde. Y otra no. Que aparezca la muerte si parece de una vida, si toca. Lo que sea en proporción al tamaño de un hombre, del árbol, de una casa. 
A no ser que sea lo humano nada más que una estrategia de dios para la tierra perdida de su mano y atada a su correa, una doctrina de la espera de algo más que agua que cae, que da vueltas y vueltas sobre sí, como los perros, los relojes, las monedas. 
Mamá escucha la lotería, papá mira la lluvia, miraba. Yo miro fotos, todos hablan, nadie dice nada. Mi hermana escucha música, mamá la busca en un tren, corre, siempre está corriendo. Yo no puedo nacer todavía porque bombardean la plaza, después porque ella corre por unos vagones. Al final nacía. Después todos mirábamos televisión. 
Dicen cuando no llueve que aparece en su mulánima, a las orillas de los ríos, arrastrando una estola embarrada, que por la noche frotan lavanderas fantasmas, dejan sus tules al rocío. Que cabalga cabizbaja como buscando un prendedor, que también buscan los peces en las piedras del fondo, dicen que el caracol de agua dulce reproduce aquel clamor.
Reina de la plaza, de los vestidos, protectora de todo lo que se escucha pero no se ve, venga a nos el tu reino. 
Bien mirada es una plaza de colonia, la fuente, el cabildo, la catedral, la estatua, la municipalidad, el Banco, la palmera, los puestos de chori, de llaveros, medallitas, las palomas, la gente que da vueltas. El otoño se instala como bruma, como un remanente cuando aclara, eterno día después. Recogen los papeles de una fiesta de domingo, los vasos descartables, las botellas. 
No nos dejes caer de la tentación, del deseo, del sol, madre de dios, decí que somos tambén una de las razones de la vida. Decí por nosotros con esa voz de altoparlante pueblerino y en la hora de la muerte con esa voz de ruido de lluvia de la radio. 
Mi hermano va a la canchita del Club de Cazadores. Lo espero en el olor a cuero y a penumbra del salón, a lavandina y a cenizas. Una foto detrás de los trofeos de billar, con una escarapela. La seño, la primera, llevan su camafeo apretado en el puño a ver si pasa. A ver si rasga la tela de los muertos y aparece en miríada. Miro cada relámpago a ver cuál es de fuego. 
Acaso exista el mal, rezó la multitud bajo una lluvia que apagaba las velas, un tumor inconmovible, inexorable como bruma que se expande, se instala entre los huesos, en la sangre. 
Virgen salitrera, guardiana de los perros y los barcos hundidos por su peso, cayeron todas las hojas del otoño, el invierno empieza porque te vas, la música fría del silencio. Silencio capitana, las palabras ya no quieren decir lo mismo.
El guión terminaba. Después yo nacía. Mamá decía que era mentira. Papá compraba un auto. Mi hermana manejaba. Yo me escondía por ellos, en el patio, cuando no llovía me encerraba afuera. Después se fueron todos. No, me fui yo. Después estaba ahí. En alguna parte. 
Relampaguea sobre la autopista. Llovió durante todo el día y sigue lloviendo. Se perdió la cosecha. No hay otra cosa que perder. No hay otra cosa que hacer que no trabajar. No pasan trenes. Los bares cerraron temprano. Una hilera de luces se borronea hacia el final de la calle. 
Generala del viento, de nada, de las gomas que queman en la ruta, levante su ejército de trapos mojados y de agua, lleve la tempestad hasta el registro de su voz. La voz es lo primero que se olvida.
De Plegarias

25.7.16

El mayor océano, poemas





por gerardo burton

amor nos trajo a una misma muerte 
(amor condusse nou ad una morte)  

dante, inferno, canto V






mi mirada se pierde en las regiones de su cuerpo. 
el mayor océano es el cuerpo de una mujer enamorada. 
adonis



puede ser otra
la senda
y nueva la serpiente
este año

fuegos en los ojos, llamas
en la lengua

no hay poema ni oráculo
sólo cenizas que en
el ocaso arden








sólo la poesía tarda tanto en madurar 


la lluvia muerde la medianoche

las luces caen
sobre charcos y hojas húmedas

pero la poesía
demora
no madura
se empecina
lleva
su respuesta, pero no

ella tarda como escamas del río
brisas
que se vuelven torrentes

se toma su tiempo
entre humos, nubes, vapores
de locomotoras arcaicas

la poesía tarda entre besos
no madura

lo suyo, es sabido, tiene
mucho de azar
de sangre, de voces que alegran
el vino tibio de la pasión





las campanas del domingo
pelean
el aire con zorzales
la luz con nubes claras








1


despojos de los ancianos, palabras
borroneadas, camisas vacías


herencias dispersas, en
rincones y en puertas
en las ventanas que el limonero ilumina

una voz permanece, un golpe
de ala negra
aún hiere







2


rastros de tu padre en el espejo
más allá de la noche vienen
a esta mañana de lluvia
y pálidas nubes amarillas

un gesto en los labios, los ojos
gris desde el fondo
para romper la luz blanca, ese sol oculto en el vidrio
y volver de la madrugada terrible
del viaje último


no de esa carne
el recuerdo en esta piel, no en
estos ojos la huella
de miradas luminosas
y menos aún en el camino polvoriento
las pisadas veloces






placer
de matar
calles entre lunas, de silencios
y gritos
y el profundo océano sin luces
para qué








1

esos mares, azules de sed, se alzan
donde mueren las gargantas del alba

esos cielos
de la oscura noche vienen
hasta que los ojos del proscripto
puedan fijar las mariposas de la luz

tiernas luciérnagas en fuga




2

todo es luz, la
mariposa vuela en luz
y canta
el agua luminosa
de escamas que ocultan
el hondo cauce

todo es luz, y viento
y un alma que pretende
descifrar un mundo
que no tiene final







no se abrirán las aguas del mar rojo
no habrá siete años
de plagas ni lluvia de azufre
sobre tu ciudad

todo será en vano, no obstante

alguien se habrá purificado
otro se obstinará en su pecado
pero los crímenes no se castigarán

habrá un diluvio
y luego
todo será igual






marcas negras en el cielo gris
de
sólo aves serenas
que van hacia la línea
del viento


gris la luz del otoño entre las hojas
como el cielo más allá, como los
pájaros que cantan tristes melodías

hoy el frío anuncia las mañanas por venir
y el puñal helado que herirá los ojos
hasta que vuelva el fuego
de su exilio







que ladren
los mastines del dolor
que duelan
las heridas en el aire

bramidos de la carne descuidada
de la carne verde
en el río indetenible








son dentelladas en la nuca
gruñidos ahogados, el fin
de un cierto combate

jardines no habrá, ni
remansos

sólo aires que
mueven vientos
aguas que convierten océanos

fuerzas que no gobiernan
los dioses disponibles









el dolor de antes de la luz
una honda tristeza
en el momento más oscuro


plegarias de los pájaros nocturnos
hay en la sombra

fragancias del paraíso


ojos de nubes, la tormenta arrecia
sobre el río claro


rumores del agua fresca
de unos labios vienen

manantial sin fin, alguien espera

siempre falta un poco
  acaso el vuelo corto del gorrión
el canto triste
de la calandria

el abismo

por él, dar la vida
la sangre que
 tuvo sus tristezas
ya se sabe cuándo

hay estrellas
en la sombra azul


donde sepultan los olivos
bajo la luna de enero








la nuca de la noche, al azar
de intemperies vestida

duerme con los párpados cosidos
entre cielos, entre brumas
que dispersan el salobre aire

recuerdos como flechas, días que no tienen fin
salvo las nubes de sombra
el acaso que nada endereza
un abismo de negrura
agita sus cortinas sobre el errante navío
del lecho

mueve la brisa
esas tristes cortinas de la noche
párpados
de dudoso temblor

el lento remo del barquero
no se detendrá
ni aún en la orilla
que el viajero aguarda
sin deseo de volver

susurran en la brisa de mayo
los maíces viejos
cantan al cielo las calandrias
desde el sauce aún verde

duermen en la noche
en espera del semen, agua profunda
sangre, saliva, lágrimas
que nada
nada van a calmar







no es una
mirada, es su hurto
bajo sombras de álamos

es ella que elude, otra vez
la caricia, el beso

el salto al vacío son telarañas
de temor, babas
de la tarde que el viento lleva
en naves enloquecidas
a los rincones sin luz
del desierto

ya el camino es ancho
y arduo; ya nada podrán
contra la parábola en el aire
los intentos por volver

el desamparo y la intemperie
son el premio del tedio






hay una estrella en tu espalda
y el perfume que lleva la sombra en el aire

un viento mueve apenas
las espumas que la marea entre algas
deja a los pies de las vírgenes

un desierto mece en las orillas
el canto de los océanos
bajo nubes de tormenta







en la noche de sombras quietas
todo es vacío
salvo la congelada luz de plata

ni el rumor el lecho
ni el canto del río
nada
hostiga
la desnuda arena blanca






tanguito

al oeste de tus pezones
al oeste
no hay nada más que tu perfume
el aire que dejaste
al irte tras las nubes

al sur de tu cabellera de agua
y sin tus ojos
descubren las manos del ciego
la extensión de la sombra

es el viento, y la fragancia del
durazno, y los sonidos
que se llevaron la música al oeste

al oeste de tus pezones
ya no hay nada
ni las nubes
en tu perfume

no hay dolor parecido
a la ausencia







un gesto como de almas en la brisa
tan lejos, tan solo, tan sin final

la noche es una máscara
que oculta el verso amargo
y parte en dos
la tierra roja




la terrible, inevitable tiranía
de la sed de la carne
del hambre
y de la luz para el ojo

una herida muerde
con labios doloridos
mientras el sol lleva vientos
aves, hojas secas

árboles sin destino







estos desvíos hicieron una senda
hacia el océano inmenso
nunca igual en su bramido
de gris y espuma

callan las aves del hemisferio norte
recién llegadas
su graznido es plegaria inútil
que reverbera bajo la luz del mediodía
recostado
sin médanos









grieta en la piedra
heridas
que no cicatrizan

labios de ardor
sed que el fuego
sacia








alegría enciende
fuegos en la sombra

¿pero qué hay
en la madrugada
salvo muertos?






muere el corazón
chispas en la noche
de puertas cerradas
de miradas sin salida

¿dónde estuvo el viento, dónde
el polen de la alergia
y este dolor
y las nubes claras?

¿dónde esa voz blanca
como la rama del sauce en el río?
¿dónde fue la ebria estrella, dónde
la luz que atesoraban tus axilas?

¿qué temor había en esos ojos
color de ocaso, antes de la sombra?
¿qué temblaba como pluma
en la brisa
para que el silencio ordenara
las hojas de los álamos
el color, las flores del durazno?





aquí también huele a pez
y alguien duerme
en un valle
donde apenas vuelan
pelusas de álamo
en la luz vertical
vestigios del placer
recuerdos de la carne saciada




un beso y otro beso, y otro más
como la lluvia en la lluvia
y la tristeza en la guerra
esa tarde en la estación gris
cercana al hipódromo
y al parque
donde el jacarandá esperaba
aun la primavera





áspero olor de animal en fuga
queda la resaca
del oleaje nocturno
pero nadie mira
esa escena sin orden
ese caos




aún quedan de los tilos
rastros en la sombra


un abismo llama a otro abismo
y la noche es más oscura


aúlla el viento sin piedad
hasta que llega el alba



la catedral de sevilla, el barrio
de la cruz, los jardines murillo

el río discurre entre escamas de oro
mientras el viento
acuna sueños de arcaico sabor


muerde la higuera la piel del viento
llora, entre las hojas
la oscuridad que se abisma


casi en paz
la mañana se alza
entre el vocerío de las garzas







un cielo busca otro
cielo tras la luz de la retama
un océano lee
signos de honduras, penas
que en la espuma
mueren, mientras en un beso
se deshacen
los amantes






ojos con luz propia
de aguas hondas, de abismos
donde no hay sombra posible

ojos que de miel encienden
tardes, señales en el sendero

el horizonte guarda
entre pétalos de agapanto
el sol que muere







resuenan pasos en la casa vacía
palabras
algunas canciones

pero no hay nadie: sólo el viento
que lleva las voces
lejos
al fondo de la sombra
a lo más alto de la luz
donde ella está
donde llevó su pequeña dulce vida






ánforas de lluvia plenos
en brazos de debilidad leve
mueren los labios
en una sonrisa, mueren de amor
los que miran en la tarde que muere







cuando duele la luz caída
desde árboles, desde pájaros
que incendia la tarde

sólo lluvia sobre el mar
agua en el agua y la espuma
que alza salobre viento
sexo omnipresente y sin fin

un combate desigual
enciende árboles de otoño, muerde
el aire con el sol envejecido

no hay vencedor: los pliegues
de la sombra tienden
nubes, tampoco
habrá huida: el final
es arder hasta la ceniza
o descansar
en la margen ignorada


(parte de este poemario apareció en 2015 en el volumen "poetas de neuquén en la habana", que, junto con textos de |macky corbalán, sergio sarachu y raúl mansilla, se presentó en el festival de poesía de esa ciudad)

14.5.16

junio, 1976


foto: raquel bordelois, monumento en nogoyá, entre ríos










1

guardé estas palabras
cuarenta años o más: dejé en tu casa
el libro de tagore de tapas verdes
que acaso leíste

esa tarde
frente al hipódromo
el final estaba cerca



era bello el otoño
en san isidro
y quizás había zorzales

todo era un desastre
y lo sabías
como yo
y también que nadie
te iba
a agarrar vivo

y ahora
que busco
en mi memoria lacerada
alguna huella
un rastro
de ese año feroz
ahora, digo
no puedo dejar
de volver
a esos días terribles
gloriosos
cuando el dolor era
apenas una arruga
en el futuro

no, no puedo dejar
de querer otro mundo
lejos de esa ventana
o del hipódromo
ya de madrugada entre la patota
y tus hermanos

más allá es hoy
cuando no puedo
dejar de recordar
no puedo
olvidar que estás
siempre
en ese futuro
que es ahora




2

esta noche llueve en neuquén
como hace cuarenta años
en manuelita

nos buscan bajo la lluvia
no encuentran
a todos: la
lluvia hiela a algunos
y a otros los protege
¿dónde, dónde están?

la lluvia en manuelita
engañó a la patota
pero no pudo cuidarte
tampoco a carlos, a raúl
ni a fernanda
no a muchos

la herida no se va
nunca
nada se cura
ni en el tiempo
ni en el olvido

pero la lluvia no era el fin
era ésa la lluvia
de la primera vez

y ahora sólo espero
el regreso al río
donde naceremos con el día
porque vamos a romper
la maldición
vamos a quebrar
el cielo y el infierno

otra vez
en nuestro río
de nuevo ese río, el mismo
nos volverá a bañar


en neuquén, mayo de 2016

7.5.16

Los diez mandamientos de la escuela del estilo, Friedrich Nietzsche

Los “Diez mandamientos” de La Escuela del Estilo que Friedrich Nietzsche escribió para Lou Andréas-Salomé



1.- Lo más importante es la vida: el estilo tiene que vivir.

2.- El estilo tiene que estar apropiado a la persona, en función de una determinada persona a la que trata de comunicar tu pensamiento (la ley de la doble relación).



3.- Antes de tomar la pluma hay que saber exactamente cómo expresaríamos de viva voz lo que tenemos que decir. Escribir tiene que ser nada más que una imitación.

4.- El escritor dista mucho de poseer todos los medios del orador. Por consiguiente tiene que expresarse en forma de discurso muy expresivo. Su reflejo escrito parecerá de todos modos mucho más apagado que su modelo.

5.- La riqueza de vida se expresa por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerarlo todo como un gesto: la largura y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones; por último, la elección de las palabras.

6.- ¡Cuidado con el ritmo! Sólo tienen derecho a él los que tienen profunda y larga respiración hablando. En la mayoría, el ritmo no es más que una afectación.

7.- El estilo tiene que mostrar que se cree en los propios pensamientos, no solamente que se piensan, sino que se sienten.

8.- Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, tanto más importa que hacia ella converjan todos los sentidos del lector.

9.- El tacto del buen prosista en la elección de sus medios, consiste en acercarse a la poesía hasta rozarla, pero sin jamás franquear los límites que la separan.

10.- No es sabio ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; en cambio, es muy sabio y muy hábil dejarle el cuidado de formular por sí mismo la última palabra de nuestra sabiduría.


Tomado de “Nietzsche”, por Lou Andréas-Salomé, Madrid, Zero, 1986. Trad. Luis Pasamar

22.4.16

Epístola a Allen Ginsberg, por Victorio Veronese

Victorio Veronese en la Biblioteca Nacional, 2014
 Querido ALLEN GINSBERG:


Judío, puto, drogadicto, excomunista:

Releo EL LEÓN DE VERDAD, lo releo sobre el colectivo 59,
que avanza a paso de hombre por la 9 de Julio.
No sé por qué, anoche, mientras leía EL LEON DE VERDAD,
confundía  al león con un elefante. No sé por qué mierda,
el león era un elefante, ahora no lo es, ahora es un león,
un león de verdad, todos los leones son de verdad,
también el tuyo, y no estoy borracho ni drogado,
mi química corporal-mental no necesita estímulo ajeno
para ver o no, superar o no, esta realidad que me rodea
como la reverendísima concha de mi madre.


                                         
Anoche el león, mejor dicho el elefante,
porque anoche era un elefante, no estaba en mi habitación,
ahora tampoco  el león está sobre el 59,
tampoco está en la habitación de Jorge Smerling,
en la habitación de Smerling no hay lugar ni para un caniche,
menos para un león, y mucho menos para un elefante,
está llena de bolsas negras de consorcio,
éstas, a su vez, están llenas de poemas y cartas
poemas de él, como Ella, La Job, y de cartas que le envían
y rara vez responde. Yo le digo que es un ser antisocial,
pero no es antisocial, es un animal poético como vos,
un místico salvaje como el otro, el de Charleville,
pero eso no le da derecho a hacer lo que hace con sus poemas,
los poetas no debemos ser maltratadores de poemas, para eso están: los nazis-fascistas-estalinistas-lobbistas-bonistas-etc-etc.
¿Por qué digo todo esto? ¿Por qué no lo voy a decir’?
También voy a decir que el recital de CALLEJEROS,
en la República Cromañón, la corrupción y la indiferencia
-“Prefiero ser engañado a ser indiferente”-,
quemaron y asfixiaron a doscientos pibes.

En ese boliche de mierda todo estaba para la mierda,
todo estaba dispuesto para que suceda lo que sucedió.

Mi vecino A, que desde hace unos días está veraneando en el Tigre,
instaló el gas y la luz eléctrica para que suceda
algo semejante a lo de Cromañón o la AMIA;
en mi casa no vamos a morir tantos como en la AMIA
o como en Cromañón, será por eso que mi vecino canta:
“¡Chabón, chabón aburridooo como un chabón,
escribís poesíaaa como un chabón!”,
pero él no tiene la más porno-idea
que es un Chabán en potencia y nos llevará a la muerte,
después de atravesar todos los círculos del Infierno,
pero va a ser un infierno sin importancia, mi querido “bo-bo”,
eso lo saben el Jefe de Gobierno
el Jefe de Bomberos
el Director de Defensa Civil
el Comisario de la 43
todos los canas de la 43
todos los inspectores y el Jefe de todos los inspectores.
También lo saben los fieles de Cristo Sacerdote,
el único que no lo sabe es Dios.

Querido “bo-bo”, no podré escapar por la escalera de incendio,
porque no tengo escalera de incendio, por lo tanto,
no veré a ninguna estenógrafa arrancarse los pelos
y cerrar de un golpe la ventana, tampoco tengo ventana,
apenas si tengo puerta y un miserable catre donde apoyar mis huesos.
                                 
Allen querido, soy casi un indigente,
lo dice lo estadística de la hermana del Presidente
y también la estadística de Entre Ríos 1492,
allí piadosas asistentes sociales, en el 2004 me dieron 600 pesos ,
unos 200 dólares en unos 180 días,
algo así como un dólar y centavos por día.
Tienen razón Allen, para qué necesito más, si no fumo.
¿Un tipo como yo qué pretende? ¿Trabajar?
¿Y que le paguen por trabajar? Eso no es serio.
Nosotros sabemos quiénes son serios:
los de la revista Time y los del matutino La Nación;
ellos siempre nos hablan de responsabilidad.
Los hombres de negocios son responsables, serios, no se ríen.
Todos los hombres de negocios son responsables,
pero vos y yo no somos hombres de negocios,
por lo tanto no somos responsables ni serios, y nos reímos, no  debiéramos reírnos; hay que ser serios y responsables.
A vos la tapa del Time te miraba con fijeza
y vos te escabullías por la dulcería de la esquina,
a mí me miran con fijeza la tapa y los editoriales de La Nación
y en la esquina de mi casa no hay ninguna dulcería,
debe ser lindo tener una dulcería en la esquina de la casa,
más lindo que tener un león en una habitación,
tal vez no estés de acuerdo, preferís el león a los dulces,
yo prefiero los dulces, pero no vamos a discutir por eso.

Dejame que vuelva al matutino La Nación:
hace 14 años que pagan, por cada colaboración, 38 pesos y monedas,
eso es tener responsabilidad empresarial, seriedad empresarial,
nada de populismo ¡qué joder!. No vaya a ser que aparezca alguien
regalando pan dulce y sidra para fin de año,
es preferible que pasemos las Navidades sin pan dulce y sin sidra,
que tener ante nuestros ojos prácticas populistas.
¡Viva el hambre! ¡Abajo el populismo! ¡Muera el populismo!
¡Hambre sí, populismo no! ¡León sí, elefante no!
 
Si a vos no pudo ayudarte Reichiano, tu analista,
yo que no tengo analista, ni quiero, ¿quién carajo me va ayudar?
¿Euterpe? No creo en ella, la música me irrita, el populismo no.
Eso quiere decir que ellos tienen razón,
por lo tanto soy un reverendo hijo de puta ,
que tengo que reventar como un reverendo hijo de puta,
sólo como un reverendo hijo de puta, así no jodo más
y no mando cartas a La Nación defendiendo a los “salvajes piqueteros”,
y La Nación “por falta de espacio” no las publica,
cosa que entristece a Grondona, a Morales Solá,
y por qué no reconocerlo también a Aguinis,
debo ser justos con ellos Allen, con todos ellos,
también con don Julio Ramos quien dice que es falsa la opción:
pagar la deuda externa o asistir a los indigentes, tiene razón,
asistir a los indigentes es populismo, pagar la deuda externa es honrar nuestros compromisos y nuestra honra está por sobre el hambre de los hambrientos. Hay que respetar la escala de valores,
sino qué sería de nosotros y del mundo, el mundo que nos mira,
y ellos saben mirar, y también saben, y mucho, de escala de valores.


Allen, respetemos la Carta Magna, seamos comprensivos,
no se pueden cortar las rutas para pedir trabajo,
en realidad no se debe pedir trabajo,
eso más que populismo, es anarquismo
y vos y yo no podemos sumarnos a luchas irracionales y estériles,
debemos ir a tomar el té con nuestros lectores y lectoras a hoteles de cinco estrellas
y contarles, de primera mano, cómo nos viene la inspiración ,
y cómo a partir de ella, construimos nuestros poemas,
y bendecirlos como si fuéramos sacerdotes, en cierto modo lo somos,
sacerdotes de la Poesía, de Erato, la puta Erato,
porque no hay conchuda más grande que Erato,
tenemos que reconocerlo, aunque nos duela,
pero no nos duele, nos agrada y mucho.
Lo sé, a vos no pero a mí sí, las conchas me hacen muy feliz,
conocí conchas judías, católicas, ateas, pero nunca una musulmana,
¿qué querrá decir esto? ¿soy yo? ¿los musulmanes? ¿las musulmanas? ¿quién o quiénes serán los responsables de que esto sea así?
¿cómo se puede enmendar esta errata?
¿será una errata fundamentalista?
¿y si es una errata fundamentalista, qué debo hacer Allen?
¿seguir escribiéndote hasta que suceda algo
que me comunique con una concha musulmana?
No puedo irme de este mundo sin conocer una generosa,
noble, espléndida, magnífica, ardiente concha musulmana,
nadie debería irse de este mundo sin conocer una concha

musulmana,
musulmana,
musulmana …….


Allen ¿vos crees  que Carl Solomon, estaba más loco que vos?
Es como pensar que estás más loco que yo, no creo, estoy seguro,
entre vos y yo la partida de la locura terminaría en tablas,
entre Carl y vos también sería tablas. Tablas. Tablas.
Entre el poder de hoy: la puta globalización,
la puta globalización y vos,
la puta globalización y yo,
la globalización nos hace inclinar el rey
o nos da jaque mate, es decir, nos suicidamos o nos matan.
Si nos matan les daremos más trabajo, pero también más placer,
ellos sienten placer por matar,
si nos suicidamos, no van a tener trabajo ni tanto placer;
Allen, en la vida no se puede tener todo,
nosotros lo sabemos, lo sabemos muy bien,
ellos no, pero alguna vez tendrán que resignar algo,
aunque ese algo sea esa cuota de placer
que le brinda al cristiano el hecho de matar
–porque son cristianos, no lo olvidemos-,
son raros los cristianos, todos somos raros,
pero los cristianos nos superan en rarezas,
mirá que hay que ser extraños para superarnos en rarezas,
muy extraños, y ellos lo son, ellos lo son.

Allen ¿me estás escuchando o no?
Allen ¿dónde mierda estás ahora?
¿Adónde van a parar los muertos?
Sos igual que Dios, no respondés,
todos los que mueren se convierten en Dios,
se llaman a silencio, hacen votos de silencio.
¡Que ganas de putearte tengo!
¿Cómo un tipo como vos se puede llamar a silencio?
¡No tenés derecho! ¡No tenés derecho!
Vos que le preguntabas al viejo Walt:
¿En que dirección apunta tu barba esta noche?
¿Qué carajo te importaba hacia donde apuntaba la barba de ese viejo marica? ¿Y porqué le preguntabas a ese otro marica de Federico
qué carajo hacía junto a las sandías?
Eras demasiado preguntón. Somos demasiado preguntones.
¿Sabés por qué? Porque vos creías en Dios y yo no.
Pero Dios existe. Está preso. En Japón. La orden partió de tu puto país
y a los japoneses les encanta cumplir las órdenes de tu puto país.
Entonces encarcelaron a Dios. Sí, encarcelaron a Dios.
No es la primera vez que tu puto país ordena encarcelar a Dios.
Enjaular a Dios, sólo para demostrar su puto poderío
y su absoluta falta de inteligencia y sensibilidad,
vos te acordás bien, estaba tan loco como nosotros.
¡No te permito que pienses que estaba más loco que nosotros!
Acordate cuando te hablé de la partida de la locura y las tablas,
sí, las tablas, la partida de la locura entre todos nosotros es tablas,
siempre será tablas, ¡cómo podés pensar que Ezra Pound
puede estar más loco que alguno de nosotros!
Artaud más loco que Pound o Solomon, no. ¡No!
Racedo dice que la locura es un ángulo partido,
un miedo triangular que escapa del último de los sueños cuando amanece,
quién nos dice que no tenga razón, y la locura  sea una ventana al vértigo…


Hoy, 25 de enero de 2005, Dios una vez más está preso,
desde el 13 de julio pasado está preso,
vos lo conociste y seguramente lo amaste como al viejo Pound.

Hoy Dios se llama: Bobby Fischer.

Los hijos de puta de siempre lo tienen en una cárcel a 80 Km. de Tokio.
Todo porque Dios no quiso escupir un telegrama
que le envió la madre Teresa de Calcuta,
y escupió -como lo hubiéramos hecho Pound, vos y yo-
un puto telegrama que le envió el puto Departamento de Estado,
ese puto Departamento de Estado
que se cree con derecho a enviarle telegramas a Dios,
y que Dios cumpla con lo que le exige ese puto telegrama.

Merdoso judío nacido en Paterson,
ayer fue en Vietnam, donde creció la montaña de carne,
hoy es en Afganistán e Irak,
mañana dirigirán sus misiles hacia sí mismos,
se harán cojer por su propia bomba atómica,
y la montaña de carne crecerá en tu América;
esto será así mientras en la Casa Blanca no haya un caballero
que le chupe la concha a Condolezza Rice,
como ella merece, seguro que lo merece.
Creo que no la conociste, es una negra hija de puta,
nada más que una negra hija de puta,
vive haciendo discursos amenazadores, apocalípticos,
y todo porque en la maldita Casa Blanca
no hay un maldito caballero que se la coja.
Yo, que no soy un caballero, me ofrezco a cojerla
como un simple militante del populismo,
porque tengo un corazón descamisado.
Te puedo asegurar que la negra, después de la primera cojida
hace que regresen todos los marines a casa,
y los muchachos me lo agradecerán sinceramente
y la negra hija de puta también.
Nada de todo eso sucederá en el Salón Oval,
prefiero que todo ocurra en tu casa en Paterson,
aunque no sé cómo mierda es tu casa de Paterson,
ni sé dónde carajo queda Paterson, tampoco sé si tu casa existe,
pero si existe, tiene escalera de incendio y es importante,
muy importante te diría, porque le puedo chupar la concha,
en la escalera de incendio, de incendio,
para que tus vecinos presencien esa histórica escena,
como si fuéramos Romeo y Julieta en el balcón,
y comprueben que es posible lograr la ansiada paz en la tierra,
con sólo chuparle la concha a esa negra de mierda.
Allen, su culo correrá la misma suerte,
su culo de negra que no ama el jazz ni el blues, ni tu poesía,
¡cómo se puede vivir en este mundo sin amar tu poesía,
poesía nacida de tu alma abandonada por Dios!

Esta negra asesina, hija de puta, ama a Hitler igual que Bush,
lo que ella no sabe o no quiere saber:
es que el cabo de la cervecería de Munich jamás la amaría,
simplemente porque es negra,
tampoco se la cojería simplemente porque es negra.
Yo tampoco la amo, pero la cojería a esa negra turra
como la cojerían el Rufián melancólico, Ergueta, Erdosain,
y tal vez como se la cojería el pendejo Silvio Astier,
también me la cojería como el padre de Alejandra, Vidal Olmos,
sería una cojida con doble apellido, seguro que le encantaría,
también como el Marqués de Sade: flagelación y cera caliente,
como Henry Miller, con sombrero y rodeado por la familia Bush,
y ese otro negro de mierda Collin Powell,
y ese otro blanco de mierda Donald Runsfeld,
también delante de Bill e Hillary Clinton,
y delante de quien le apetezca: Fidel, Aznar, Zapatero, Vargas Llosa,
padre e hijo, dos liberales, simple y sencillamente dos liberales.
Quisiera que no falte nadie a tan alto ritual entre esa negra y yo.
No hago participar a mi madre no porque yo no quiera,
sino porque está muerta como la tuya,
y como la tuya tenía ojos de falta de dinero.
¡Qué terrible son los ojos de falta de dinero!
Condolezza Rice no tiene ojos de falta de dinero,
tiene ojos de arroz amargo, ojos de amenazar
a quienes tienen ojos de falta de dinero.
Aquí, en mi país, Allen, también  amenazan
a quienes tienen ojos de falta de dinero,
aquí, en mi país, Allen, hay quienes rebajan sueldos,
jubilaciones y pensiones a los trabajadores,
con un talento digno de unos ojos que no padecen falta de dinero,
pero hasta ahora no ví a ninguno con un talento digno
de bajarles megaganancias e hiperganancias a las multinacionales,
alguien con talento para decirle a los boys del FMI: ¡Basta! ¡Váyanse a la mierda! ¡A la reverendísima mierda!
xyxy
Seguramente llegarías a la misma conclusión que yo:
a esos victoriosos personajes les encanta cojerse a los pobres,
y les alegra ser cojidos por los ricos e hiperricos.
El talento también tiene sus debilidades.


Allen, a nadie se le ocurriría fusilar a un hombre de negocios.
Los hombres de negocios son serios, responsables.
Nosotros no somos responsables ni serios, escribimos poesía,
tendríamos que avergonzarnos, pero no nos avergonzamos,
tendríamos que sentar cabeza, pero no sentamos cabeza,
seguimos escribiendo poesía, poesía.
Te das cuenta para qué nos sirve la poesía,
para convertimos en individuos irresponsables,
por eso nos encierran en manicomios y en cárceles,
o se nos fusila sumariamente. Sumariamente.


¿Vos creés que alguna vez fusilarán a personajes como Condolezza?
No,  jamás la fusilarán, tampoco terminará sus días en un manicomio,
ni siquiera en una cárcel VIP. Y menos en una jaula.
La revista Time y el matutino La Nación no lo permitirían,
jamás permitirían fusilar o encarcelar la responsabilidad,
por eso nos encarcelan y fusilan a nosotros,
porque la responsabilidad y la seriedad
no andan por el mundo con dos dólares y veintisiete centavos,
vos el 17 de enero de 1956 andabas con esa suma en los bolsillos,
tenías que ser castigado por eso, y fuiste castigado por eso,
también yo soy castigado por eso,
todos los que andan con dos dólares y veintisiete centavos,
sean o no poetas, deben ser castigados y son castigados con más miseria,
con mucha más miseria, por eso tu madre fue castigada,
no por tener ojos de Rusia, por tener ojos de falta de dinero,
no ojos de mar, de cielo, es hermoso tener ojos de cielo o de mar,
es hermosa la naturaleza del mar, es hermosa la naturaleza del cielo,
son hermosos el azul del mar y el azul del cielo y el amarillo del cielo
y el verde del mar y el celeste del mar y el celeste del cielo,
pero no son hermosos los ojos de falta de dinero.
Tu madre tenía ojos de falta de dinero.
Mi madre tenía ojos de  falta de dinero.
Tu madre tenía ojos de Rusia.
Mi madre tenía ojos de Calabria.
Pero eso no les importa a los de la revista Time,
ni a los del matutino La Nación,
ni a los de la elegante revistita dominical de La Nación,
tampoco quieren saberlo, su Dios no se lo permite,
pero sí lo sabían Kerouac y vos, y lo sé yo.


Allen, jamás voy a escribir un Kadish para mi madre.

Jamás voy a escribir un Kadish para ninguna madre,
que tenga ojos de falta de dinero,
vos lo escribiste y lo volverías a escribir:
con un largo adiós y un largo par de zapatos negros,
y le volverías a preguntar porque eras demasiado preguntón:
¡Oh madre, qué cosas me olvidé!
Yo no tengo nada que preguntarle a mi madre,
nunca tuve nada que preguntarle
pero  les preguntaría a los hijos de puta de siempre:
por Giordano Bruno,
Tupac Amaru,
Federico,
por el general Valle,
por Cogorno,
por los fusilados en León Suárez,
por todo lo que le hicieron al cadáver de Evita,
por las manos que le cortaron al cadáver de Perón,
por los vuelos de la muerte,
por la ESMA,
por la Isla del Silencio,
el Olimpo,
por el Pozo de Banfield,
por todas las mujeres y los hombres con ojos de falta de dinero.


Allen, parece que se puede creer en Dios,
en el 16 de septiembre, en el 24 de Marzo,
en Bush, en Condolezza Rice, en Donald Runsfeld,
pero no en el 17 de Octubre, no en el 17 de Octubre.

Allen, la mecánica del pensamiento liberal es subyugante:
admisión-compresión-explosión-escape:
avanza por el cigüeñal, el árbol de leva, los pistones, los cilindros,
las camisas de los cilindros, los aros de los cilindros, por bielas,
vástagos y botadores, a lo largo y a lo ancho del bloque,
por el radiador, por los canales de refrigeración, la bomba de nafta,
a través del cardán hasta el diferencial con sus planetarios
y sus satélites, y se aferran al volante, al cinturón de seguridad,
al parabrisas, al limpiaparabrisas, a las luces del tablero,
al asiento trasero, a la luneta, a las ruedas de auxilio,
al cuentakilómetros, al acelerador, al freno de mano,
y así alcanzan la felicidad, ¡la felicidad!


Allen, yo no creo en ciertas fechas y en ciertos personajes,
creo en San Martín, que legó su sable a Rosas,
en Bolívar y en Manuelita Sáenz -la Insepulta de Paita-,
en Güemes y sus gauchos, en las patas en la Fuente,
en las setenta y ocho mil obras públicas,
del gobierno populista del General.
No creo en los directorios de Buenos Aires,
no creo en Posadas ni en Alvear.

Decime Allen Ginsberg, dónde mierda estabas en enero de l919,
fuera del mundo, tenías que estar en el mundo, en Buenos Aires ,
y en la Chacarita, te hubieran fusilado,
precisamente en el cementerio de la Chacarita.
Así hubieses  vivido y muerto en la Semana Trágica.
Pero de eso no se habla, tampoco de los crímenes del maestro de América,
que mandaba a sus esbirros a degollar a sus adversarios políticos,
para meter miedo y así ganar elecciones;
pedagógicamente sostenía que al indígena
que no hablase español había que cortarle la lengua.

Allen, en la radio, en la TV, en los diarios, regularmente,
nos recuerdan que en las escuelas se enseñaba a leer
con La Razón de mi Vida, que Perón amenazó desde el Balcón:
¡Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de ellos!
Pero el pelotudo no lo llevó a los hechos.
Lo cual hubiera sido un acto de Justicia Revolucionaria;
cada vez que tenía que profundizarla, el General se alejaba de la Revolución,
y cada vez que se alejaba de la Revolución, se alejaba del Pueblo;
todos los que se alejan de la Revolución se alejan de los Pueblos
y así quedan en las manos de los hijos de puta  de siempre,
que sí hacen uso de todo su poder de fuego,
con toda la gracia que les brinda el liberalismo,
el puto liberalismo que no es otra cosa que el puto capitalismo civilizado.

CIVILIZACIÓN O BARBARIE.

Rojas ordenaba fusilar por gracia divina,
el capitán Gandhi ordenaba desenterrar cadáveres y decapitarlos
por gracia divina, ellos todo lo hacen por gracia divina,
por gracia divina hambrean a millones y millones de argentinos.
Videla también cumplía órdenes del cielo, igual que Aramburu,
igual que el general borracho que en nombre de Dios y la Patria
mandó a la muerte a cientos de jóvenes a esas Islas Lejanas,
olvidadas por septiembre, Islas nuestras, de piedras y mar austral,
sin sol ni amaneceres, Islas de piel fría, convocadas por el invierno.
¡Pobre Dios! Gracias a ellos tiene las manos manchadas de sangre….

Puto merdoso, por qué naciste el 3 de junio de 1926,
para que treinta años después te hagan comparecer ante la justicia por “obscenidad y atentado a las buenas costumbres”,
como al hijastro del general Aupick.
Decime puto merdoso ¿nunca llevarán ante los tribunales
a los que arrojan bombas atómicas, a los que propagan enfermedades entre aborígenes y no aborígenes? ¿Nunca?

Allen, estoy pensando en ella, todo el tiempo pienso en ella,
pero no te voy a decir quién es ella,
ella antes me pedía que le recitara a Baudelaire
y yo le recitaba a Baudelaire:

La muy amada estaba desnuda. Ella conoce
Mi corazón: lucía sus alhajas sonoras,
Semejantes a aquellas que nos brindan raro goce
En los cuerpos sumisos de las esclavas moras.

Ya no me pide  que le recite a Baudelaire
y yo no le recito más a Baudelaire.

Allen, por mi Buenos Aires querido,
hay quienes se pasean poniendo a Churchill como ejemplo de ética,
pero Churchill se quedó con lo que no le correspondía:
el Premio Nobel de Literatura,
que a vos nunca te dieron, ni te darían así estuvieras vivo.

Allen, entro en la cocina para tomar un té,
y veo la pava de Studenezky presente, y el gordo está muerto,
también yo voy a morir y la pava seguirá presente.

Estoy tomando el té Allen, solo, no, con tu fantasma.


Allen, esa puta costumbre tuya de ponerle fecha
a todo lo que escribías, qué tenías con las fechas,
¿deseos de ahorrarle trabajo a tus futuros críticos?
A los críticos, a los profesores, a los fabricantes de autopartes
qué mierda les importa la fecha y el lugar donde escribiste
alguna de tus genialidades, tenías que dejarlos que se jodan,
que vayan a averiguar las menarcas de sus mamis.

Allen, tengo tres traducciones de algunos de tus trabajos,
son una mierda, no sé para qué carajo se meten con vos
si no les da el prepucio, tienen piel de niña que toma la primera comunión.
Como soy un analfabeto que odia el inglés no puedo leerte de primera mano,
entonces puteo, reputeo, me vuelvo más loco, todo por tu culpa
y por mi culpa, vos porque escribías en inglés
y yo porque no sé leer una puta sílaba de ese puto idioma,
ni quiero saber, me importa un carajo no saber inglés,
aunque me pierda leerte en tu propia lengua,
que debe ser como cojer con Marilyn.
Así es la puta realidad entre tu poesía y yo,
pésimos traductores, sumados a mi ignorancia del inglés,
se me hace más difícil que resolver un mate en dos de Ellerman
¿Quién es Ellerman? ¿A vos te importa saberlo? No.
Bueno, al que lea esto, si es que alguien lo lee,
que trabaje y que encuentre. Le deseo buena suerte.
¿Ves que no soy tan hijo de puta?

¿Por qué querías salvar al mundo con la Poesía?
¿Por qué la Poesía tiene que salvar al mundo?
¿Por qué el mundo se tiene que salvar?

La Duras dice que nunca escribió, creyendo que lo había hecho,
que nunca amó, creyendo que lo había hecho,
dice que lo único que hizo fue esperar ante una puerta cerrada,
-como nosotros -como nosotros -como vos y yo.
Vos fuiste comunista  de joven y no te arrepentiste de serlo,
ella fue prostituta de chica y no se arrepintió de serlo.
¿Cómo podía creer Marguerite Duras, cómo podía creer
que el cuerpo de Héléne Lagonelle, ese cuerpo incomparable,
ese equilibrio entre estatura y pechos, entre piernas y pubis,
pudo haber sido creado por Dios?
Dios no creó a Héléne Lagonelle,
Dios no creó nada, ni a Adán ni a Eva
ni el Infierno ni el Paraíso, ni siquiera el Purgatorio.

La madre de la Duras también tenía ojos de falta de dinero.

Mi madre me escribía cartas donde me decía:
¿Qué andás haciendo solo por este mundo de Dios?
Cómo podía pensar que yo sabía qué estaba haciendo en este mundo,
qué podía saber un muchachito, qué carajo hacía en Génova,
en el puerto, donde viejas putas se ofrecían como viejas putas,
en el puerto de Nápoles también, como en todos los puertos.
En París no encontré a nadie de los que tenía que encontrar,
la dirección de la familia González, un marinero del Salta,
estaba equivocada, Jorge Lavelli había venido a Buenos Aires
y en su departamento había una chilena, con un bebé,
y no podía hacer nada por mí, porque al día siguiente
partía  para Alemania. Al final terminé en un albergue para estudiantes,
allí me presentaron al Pibe, le decían así porque era argentino,
estaba estudiando hostelería en Madrid. Cuando fui a Madrid
lo fui a visitar, la escuela de hostelería de Franco era espectacular,
pero los franquistas fusilaron a Federico
y mi madre sabía que los franquistas fusilaron a Federico,
y yo no sabía qué andaba haciendo por este mundo, nunca lo supe.
El lugar de Africa que conocí era hermoso, muy hermoso,
el verde y los demás colores:
violeta-amarillo-rojo-celeste y otra vez el verde,
había mucho verde, jamás ví un verde tan hermoso,
pero mi madre no me preguntaba por el hermoso verde de África,
me preguntaba qué hacía solo por este mundo de Dios,
jamás el mundo fue de Dios, no le podía decir eso a mi madre,
no me entendería, o tal vez se lo dije y me entendió.
Tal vez mi madre me entendió a mí más de lo que yo la entendí a ella.
Me decía que yo me hacía el víctima para pasarla bien,
me decía que ella era la herida y yo me ponía la venda,
lo cual me pinta como cualquier hijo de cualquier madre.


Madrid es más señorial, pero a mí me gusta más Barcelona,
tiene puerto y en los puertos está la verdadera vida, la vida profunda,
vos lo sabés bien, no es lo mismo un marinero que un muchachito
que va a una escuela de hostelería, no es lo mismo una puta de puerto
que la puta que nos servía  la mesa en un albergue estudiantil
a Roland Bergés y a mí, las putas de puerto no tienen nada de señora.
A vos nunca te gustó ser un señor, a mí tampoco,
y menos un marido, sería más derrotado de lo que soy
y haría muy desgraciada a mi esposa, ves que no soy tan hijo de puta.

¿Sabés lo que pasó en Argentina en Diciembre de 2001?
La gente salió a la calle a batir sus cacerolas de aluminio
y el Presidente huyó en helicóptero,
debe ser humillante para un liberal huir en helicóptero.

Allen, mi país está lleno de liberales, como el mundo;
hay uno que sostiene: que los indígenas se defienden mal.
Como soy tan hijo de puta como vos digo: se defienden como pueden,
ya sea en Bolivia como en Chiapas,
vos los conociste bien a los indios de Chiapas,
comían y comen tortillas sin vitaminas,
pero no conociste la mierda que escribe
el que sostiene que los indígenas se defienden mal,
se cree el Gardel de las letras argentinas
y el Sinatra de las letras del mundo;
Allen, por lo general estos personajes son más fascistas
que los que ellos acusan de camisas negras,
llevan el enano adentro con una gracia,
una simpatía que sólo el liberalismo les otorga,
por eso se reúnen con sus lectores en hoteles de cinco estrellas,
en tanto los indígenas se defienden mal, se defienden mal.

Allen, llevo conmigo y sinmigo un pequeño recorte de La Nación,
donde dice que Videla es el expresidente de facto,
Perón era “el tirano prófugo”, “el tirano prófugo”,
y La Nación fue, es y será tribuna de doctrina cívica,
con leer unas cartas de lectores se puede dar testimonio de ello.
Querido Allen, no recuerdo que su maldito suplemento cultural
te recuerde a menudo y tampoco a desmenudo,
me parece que estás en el Index de La Nación,
que debe ser como estar en el Index de la revista Time.
A vos te obsesionaba la revista Time, a mí el matutino La Nación,
y te repito: en la esquina de mi casa no hay ninguna dulcería;
además eras drogadicto, igual que Maradona,
y ellos no le tienen ninguna simpatía a Maradona,
ellos tienen simpatía por Martín Amis,
que denigra a Diego y a todos los argentinos,
dice que los argentinos no somos respetuosos de las leyes,
en el mismo momento que el ejército de su Graciosa Majestad
hace mierda poblaciones civiles, torturan alegremente a iraquíes
y destruyen y saquean siglos de cultura,
pero el problema somos los argentinos que nos cagamos en las leyes,
que preferimos el gol que Diego les hizo con la mano,
al otro en que engañó a medio equipo de su Graciosa Majestad.
Este imbécil no se dio cuenta que los dos goles fueron con la mano,
él cree que el segundo gooooolll, se puede hacer de otra manera
que no sea con la mano, alguien que hace un gooooolll,
como ése con el pie, es Dios, y Dios no existe.


Allen, le robé un libro a Smerling y pretende que se lo devuelva,
cómo voy a devolver algo que robé, qué le pasa a Smerling,
¿se estará volviendo normal? De ocurrir eso terminaría nuestra amistad,
ella nació, creció y se desarrolla gracias a su fractura mental
y a mi fractura mental; de soldarse alguna de éstas,
todo se perdería entre nosotros, todo ¡Basta de Smerling y yo!
Uno caminaría hacia el norte, el otro hacia el sur,
uno hacia el este, el otro hacia el oeste.
Allen, ¿con quien te irías, con él o conmigo?
Él se alegró cuando le dije que había robado Las Ciudades Invisibles
a un compañero de la secundaria y no me pidió que se lo devuelva,
tampoco me pide que devuelva El Triunfo de una Obsesión,
pertenecía a Julia Arias y tiene dos dedicatorias:
del árbitro internacional Luciano W. Cámara
y del gran maestro Herman Pinlik;
a vos que te gustan las fechas, lo robé en 1978.
Yo quiero seguir siendo yo. ¿Smerling querrá dejar de ser Smerling?
Por eso no voy a devolverle el libro, no quiero que deje de ser Smerling,
esa es tarea de psiquiatra y yo odio a los psiquiatras.
Devolverle el libro sería una actitud moralista
y eso podría acarrearme problemas de conciencia,
sería mi derrota final, además el libro que le robé
es Para Contribuir a la Confusión General, de Aldo Pellegrini,
si Pellegrini viviera, diría que el nuevo dueño del libro es Veronese,
y me otorgaría un título de propiedad;
el robo es el mayor aporte del liberalismo a la civilización,
el resto no es silencio, es barbarie, barbarie.

Che Allen ¿será cierto que el infinito no tiene fin, pero tuvo principio?
¿Será cierto que la eternidad no tiene fin, ni tuvo principio?
Eso lo escuché el otro día sobre un colectivo,
yo pasé y seguiré pasando mi merdosa vida sobre colectivos.
Siempre he sido pobre, he nacido pobre,
vine al mundo con las manos vacías y me iré con las manos vacías,
mi casa era de madera y chapa y el piso de tierra.
El otro día dije, me hicieron decir en Vuelo Solitario,
el programa de radio que hacemos con Smerling y Perla Patrón,
que mi ficha de indigente-Allen, hasta ella me  la enrostra-,
que mi prontuario de marginal está en Entre Ríos 1492.
Estoy tan acostumbrado a la pobreza-me han hecho acostumbrar-
que si dejara de ser pobre, extrañaría la pobreza, mucho.
Creo que por eso el sistema quiere que siga siendo pobre,
para que no extrañe la pobreza ¡debe ser terrible extrañar la pobreza!
Ayer fui al hospital, a las doce de la noche, estaba solo,
me sentía mal, todo el día me sentí mal, y a las diez y media de la noche
me subí a un colectivo, el181, y me fui al Vélez Sarsfield;
la doctora que me atendió no me encontró nada, ni grave ni no grave,
me dijo: tome mucho líquido y asee su boca con bicarbonato.
Es lo que estoy haciendo, no sé hasta cuándo lo haré,
lo que sí haré siempre, hasta el final de mis días,
es subirme y subirme y subirme a colectivos.
Anoche no tenía fuerzas para venirme del  hospital caminando,
esperé, esperé, apareció un 181 y me volví a casa.
Mi casa ya no es más de madera y chapa, ni el piso de tierra,
pero está destruida, destruida, derrotada, como yo;
sí Allen, es una casa derrotada como yo.
Las casas también pierden el pelo y se arrugan,
aunque no se miren en el espejo, se van consumiendo
como te consumiste vos, y como me consumo yo.

¿Por qué carajo recordás a James Dean, a Sacco, a Vanzetti, a Naoemí,
a quince millones de personas que jamás volvieron de Siberia?

De nuevo hace un calor de cagarse y no me siento bien.
Aunque la doctora me dijo que no tengo nada grave ni no grave,
no me siento bien, tengo la boca amarga como la hiel,
transpiro y no dejo de transpirar, debe ser la fiebre
que va y viene por mi cuerpo, sin querer salir de él;
encima no tengo un puto peso y quién sabe cuándo lo tendré,
como a vos molti me devono lacrime de uomo a uomo.
Estoy solo sentado a mi máquina de escribir,
perdoname, soy injusto con vos, no estoy solo,
te tengo aquí conmigo, rodeado de mi pobreza,
de mi puta pobreza: papeles desparramados,
libros tirados por el suelo,
debajo de la mesa,
de la cómoda,
debajo de la cama.
Pero mi otro vecino, el B, viaja en su cuatro por cuatro
y su mujer en un Citröen rojo, muy rojo,
mucho más rojo que la sangre roja de Van Gogh.
Tengo puesta una remera que dice: AJEDREZ SOLIDARIO,
es de una simultánea que se hicieron en los lagos de Palermo,
fue la última vez que me llamaron para trabajar.
A mi vecino y a su mujer jamás los citó la justicia, me confundo…
el calor, el calor y no me siento bien, los citaron varias veces
pero nunca se presentaron, son ricos
y los ricos no tienen por qué acatar citaciones judiciales;
eso es para los pobres, los pobres sí debemos acatar, obedecer;
si no lo hacemos la policía, que está al servicio de la comunidad,
nos reprime y nos arresta, es fácil reprimir y arrestar a un poeta
sentado ante su miserable máquina de escribir
y vestido con una remera de AJEDREZ SOLIDARIO;
las simultáneas se distinguían con ese slogan,
los que querían jugar tenían que llevar un alimento no perecedero
para la gente más pobre, hay argentinos mucho más pobres que yo.



Allen querido, también yo recuerdo a Pier Angelli, a James Dean,
a Sacco, a Vanzetti, a doña Alfonsina, a los que no volvieron de Trelew,
a Gatica, a Bonavena, a Marechal, a Discepolín,
a Discepolín que tenía el corazón descamisado,
y porque tenía un corazón descamisado lo hicieron mierda.
Aquellos que no tenían el corazón descamisado, lo hicieron mierda,
parece que no se puede tener un corazón descamisado;
se puede tener cualquier corazón, corazón de un peso, un dólar,
corazón de matutino La Nación,
corazón de ALCA,
corazón de relaciones carnales,
corazón de invasión a Irak,
corazón de mostrar la decadencia y el sufrimiento del Papa,
corazón de globalización,
corazón de Sebrelli,
de López Murphy,
de Padre Grassi,
de Monseñor Aguer,
corazón de Sharon,
de Berlusconi,
de Blair,
corazón de reina Victoria,
de príncipe Carlos,
de Camila,
corazón de Putin,
de invasión a Chechenia,
corazón de arrojar bombas atómicas,
de torturar a prisioneros indefensos,
corazón de hambrear a aquellos que tienen ojos de falta de dinero,
pero no se puede tener un corazón descamisado,
y Discepolín tenía un corazón descamisado,
un corazón descamisado ¡hecho tango!