18.8.21

Sonetos del amor oscuro, por Federico García Lorca

 

Últimos poemas del granadino, escondidos durante años por su alta tensión erótica y escamoteados por el franquismo precisamente por eso, se publicaron hace unos años con anuencia de la familia. 


Casa natal de García Lorca



Casa de García Lorca, acuarela 20x14 cm. 2017


 AY VOZ SECRETA DEL AMOR OSCURO

 

¡Ay voz secreta del amor oscuro!

¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!

¡ay aguja de hiel, camelia hundida!

¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

 

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,

montaña celestial de angustia erguida!

¡Ay perro en corazón, voz perseguida,

silencio sin confín, lirio maduro!

 

Huye de mí, caliente voz de hielo,

no me quieras perder en la maleza

donde sin fruto gimen carne y cielo.

 

¡Dejo el duro marfil de mi cabeza,

apiádate de mí, rompe mi duelo!

¡que soy amor, que soy naturaleza!

 

 

17.8.21

Los ausentes, recitado y milonga

En julio de 1980, en una reunión en mi casa de Martínez, donde nos habíamos mudado hacía poco, hicimos un homenaje, un recuerdo de amigos desaparecidos. Se habían cumplido hacía poco cuatro años del golpe de Estado. Escribí entonces un poema introductorio y otro con aire de milonga, que le llevé a una amiga, Georgina Aguerre, que había sido compañera de trabajo en la editorial de Carlos Lohlé. Ella había dejado el empleo para integrarse a las Voces Blancas y luego comenzó a presentarse como solista interpretando temas del folklore latinoamericano y del tango. Durante varias tardes trabajamos el poema -la milonga- y finalmente, ella la cantó en esa reunión. Había alrededor de 30 personas en la casa. Tres o cuatro años después, Georgina se instaló en París con su pareja de entonces. Allí trabajó como maestra de canto, en formación de la voz de actores y actrices y en espacios teatrales. Es madre de una mujer, Julia, y sigue, aunque jubilada, en su oficio.

El poema fue leído por un amigo, y la milonga fue la única vez que se cantó en público. Solamente está disponible en casetes caseros. Bueno, ésa es la historia de estos textos; sé que el poema no es bueno -diría que es malo-, pero la milonga zafa y, con la melodía, se supera. 

Gerardo Burton (geburt@gmail.com)

gatos, ava gardner

gatos, ava gardner


gerardo burton

geburt@gmail.com






1


había una gata en el sueño

una gata

de ojos amarillos

y vos






2


dos gatos andan al sol

en la pared medianera

un perro

come de la mano

de una muchacha


hay sol, dicen

y el aire vuelve

a los pulmones

tras el mal sueño





3


unas migas

para la gata

un poco

de queso, de agua

y las moscas

o las mariposas o las polillas


ella acecha

el sol del mediodía

y vuelve

en la tarde

para esconder sus ojos dorados





4


el gato barcino juega

bajo la camioneta detenida


husmea la calle, las piedras

que ilumina el sol


no está convencido de su movimiento


acaso el mundo ya terminó para él

y está en una zona sin dios


es difícil su existencia

los gorriones

no se dejan atrapar, y los

perros

lo acosan


sabe que es una presa

y poco le quedará

si lo atrapa la jauría


pero se empecina: es

idiota en la reiteración

de sus gestos

lento en su danza, lento

en su andar

maúlla en una queja


es apenas un remedo, una

copia infiel del original

que poco recuerda

al tigre que fue




5


los gatos

ya no buscan más

los vuelos

de polillas

mariposas, moscas

sino

ese redondel imperfecto

esa

espiral amarilla

que nace del aromo

en los patios

en las calles


alguien dice

una muchacha

que mira

desde el limpio

perfume del aire

dice

que el cielo

tiene ese color

por el amor

que apenas llega





6


el sauce

verde sobre el agua

y verde

antes de tiempo

sus hojas rumorosas

esa cabellera difusa

en la luz

entre

mariposas blancas

y la gata

quieta

en espera

antes

de la sombra

total


fragmento de un libro inédito

3.8.21

Poesía de mimeógrafo (dos poemas)

Claudio Ferraris fue un artista, poeta y obrero gráfico, que había nacido en Buenos Aires en 1956. Estudió en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA y trabajó en la editorial Granica. Luego entró en la gráfica del diario La Opinión, donde conoció a Haroldo Conti y a Enrique Raab. En 1975 publicó junto con Juan Pablo Móbili, Poesía de Mimeógrafo, libro totalmente artesanal. Soñaba con ser periodista. Desapareció el 30 de julio de 1977. Estos poemas fueron leídos en un grupo de escritores y escritoras por una compañera suya de trabajo en la editorial, en este año de 2021.






por Claudio Ferraris


Apenas

apenas con el zumbido de la estufa

ya que hace tiempo extraño su calor

en esta helada casa

en este mínimo territorio de mi soledad

donde crujen los muebles resignados

apenas solo o casi acompañado por fantasmas

que nacen temprano al atardecer

atado a este escritorio

la silla atada a mí quejándose

con esta calma destilada del recuerdo

en medio de los ecos del pasado

con este futuro por delante

para estrellarme libremente

con este futuro sangrando antes de nacer

con esta calma asesina

pasa otro domingo

y así todo el calendario

 ***


Oficina

quisiera conquistar esa ventana

ver tan sólo la calle

aunque los autos pasen

me dejen clavado contra el vidrio

contra el marco de madera

apenas una línea separándome del tiempo

sólo un pedazo de vidrio

que se empañe con la lluvia

con la fugaz compañía de las gotas

que hable de la luz

de las palomas que nunca pasarán

una ventana para creer en la existencia del otoño

una ventana para saber que hay otros

una ventana sólo un pedazo de cielo que se filtra

porque cuando salga

estará oscuro

y ni siquiera sabré si aún tengo los ojos

de Poesía de mimeógrafo, 1975