29.7.07

Hay voces en el horror




Francisco Urondo, uno de los principales poetas contemporáneos de la Argentina, desaparecido desde 1977.

La Sociedad de Escritores y Escritoras de la Argentina presenta en estos días la segunda edición de “Palabra viva”, el libro que recopila textos –poemas, narraciones, artículos- de desaparecidos durante la dictadura que asoló el país entre 1976 y 1983. Esta reedición, con una tirada de siete mil ejemplares, incorpora escritos de 16 autores que no figuraban en la anterior.


NEUQUEN.- Más actuales que la cobertura periodística; más profundos que los expedientes judiciales; más veraces que las fotografías, los poemas, narraciones y ensayos de los escritores desaparecidos constituyen un cuerpo que denuncia el terrorismo de Estado desde casi su prehistoria.
Está Francisco Urondo en la cárcel, antes de la amnistía de 1973; también Alcira Fidalgo desde su mazmorra en la ESMA. Y en medio, los gestos de sobrevivencia más allá de la desgracia y la derrota; de la tortura y el desamparo; de la incomprensión y el desaliento.
Son –fueron- docentes, estudiantes, periodistas, obreros, psicólocos, abogados, sacerdotes, músicos, actores, sociólogos, escritores, pintores, amas de casa, publicistas. Todos los oficios confluyen en uno: la literatura.
En 2005, el poeta Víctor Redondo, entonces presidente de la Sociedad de Escritores Argentinos se dedicó a reunir datos personales y textos de 108 desaparecidos en “Palabra viva”, un volumen que no agota lo ocurrido y constituye un muestrario apenas inicial. Dos años después, con esa primera edición agotada, Redondo insistió: obtuvo textos de 16 desaparecidos que no figuraban en el primer volumen, aportados por familiares, amigos, compañeros.
El libro recopila biografías, escritos y datos de los escritores y las escritoras que desaparecieron desde que la Triple A comenzó a operar desembozadamente en el país, en 1975.
Hay autores consagrados, que transformaron la manera de escribir y percibir la realidad en la Argentina y en la lengua castellana. Es el caso de Francisco Urondo, quizá el más alto, el más conocido, el poeta que era, nunca “el que hubiera sido”. El de Urondo es un caso comparable, por su profundidad como poeta, con Federico García Lorca, asociado también a un trágico destino. En ambos, la literatura su sufre merma con su muerte prematura; sólo deseos de más.
Están Miguel Ángel Bustos y Roberto Santoro, quizás equiparables a Urondo. Y Dardo Dorronzoro. Y Héctor Germán Oesterheld. Y otros no tan conocidos, acaso, pero cuyos testimonios son profundamente ejemplificadores de lo ocurrido.
Es que fue profunda la voz que intentó ser acallada. La palabra, como el agua, sobrevivió en forma de vapor; en forma de hielo; en forma de líquido. Pero sobrevivió. Y la piedra fue derrotada, las calaveras de hierro fueron horadadas.



(Texto y selección: Gerardo Burton
geburt@gmail.com)






La verdad es la única realidad
Francisco Urondo

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente el presente, pero pertenecen a la
realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

(Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973).

Urondo había nacido en Santa Fe en 1930. Murió en junio de 1976 mientras era perseguido por una patrulla paramilitar en Mendoza. Escribió varios libros de poesía: “Historia antigua”; “Breves”; “Lugares”; “Del otro lado”; “Adolecer”; “Larga distancia”. Participó del movimiento Poesía Buenos Aires, del que fue excluido en una reedición a partir de su militancia política. Fue uno de los poetas más importantes de su generación. Fue periodista, funcionario de la Universidad de Buenos Aires y militante montonero. Este poema fue escrito cuando estaba detenido en la cárcel de Villa Devoto, donde realizó el reportaje a los sobrevivientes de Trelew.




Un favor a la poesía
Lucina Álvarez

Poetas, cantores
deshollinadores de la vieja memoria
rumiadores celestes de palabras
caballeros andantes de la melancolía
buceadores de la magia
filatelistas de la ceniza
Lamas de los papelitos
amigos míos

no vayamos a olvidarnos de la luz
que no está allá arriba ni tan lejos
sino aquí
por estos lados.

Nació en Buenos Aires en 1945. En mayo de 1976 fue secuestrada junto con su esposo. Era docente. Colaboró en revistas, antologías y periódicos literarios.


II (de “De tango y lo demás”)
Roberto Santoro

pero quedar amarrado a buenos aires
a su fatal tristeza
a su agonía
y saber que hay un tango en cada traje
uno anda solo
volvé
si yo pudiera

como un hombre que se fue
no estoy
no sé
no doy un paso más
hoy algo no funciona

volver
se fue
estaba en la vereda

y nunca dijo nada
se fue
me voy
echar el resto por la calle

Santoro fue secuestrado en junio de 1977 en la escuela donde trabajaba, en el barrio del Once, de Buenos Aires. Había nacido en esa ciudad en 1939. Escribió “Oficio desesperado”; “De tango y lo demás”; “El último tranvía”; “Nacimiento de la tierra”; “Pedradas con mi patria”; “Literatura de la pelota”; “A ras del suelo”; “Desafío”; “Uno más uno humanidad”; “Poesía en general”; “Cuatro canciones y un vuelo”; “Las cosas claras”; “No negociable”. Colaboró en Crítica; Cormorán y Delfín; La hipotenusa; Amistad; Crisis y otras revistas y periódicos.




Aquellas costumbres
Osvaldo Domingo Balbi


Desenrollar los barriletes de los cables
Caminar las veredas desparejas
Atornillar el maullido de los gatos al silencio de la noche
Amanecer tantas veces como amaneceres entren en una sola historia

Desnudar el odio y el amor
Odiar el oscuro calor de las iglesias
Y sacarle la lengua a Dios
Por ser el primer gil
Que se tragó lo del paraíso.

Nació en Buenos aires en junio de 1944. Colaboraba en la revista “Todo es historia”, dirigida por Félix Luna. Publicó “Expediente para el asombro”; “Pequeña historia de dos elefantes”; “Cuatro preguntas y dos poesías”; “Buenos Aires querido”. Colaboró también en varios diarios y periódicos.




Jorge Money
Día de desfile


Y serán el espectro de una sustancia futura
aquellos soldaditos
con su rataplán rataplán
cuando algún caminante francamente hastiado
les arroje al paso
la maravillosa libertad de su saliva


Era periodista. Trabajó en La Opinión como datero. Fue acribillado por la Triple A en 1975.



Arreglo con frutas e instrumentos de viento (fragmento)
Miguel Ángel Bustos

Naranjos
hasta cuándo serán naranjos las calles del Tigre
y no el corazón de mi amor.
Pulpa de tu tremenda boca la toqué y se fue por la noche entre los naranjos volvió para pegarme como la rama más débil o la ola más fría iniciando la tormenta.
Y yo que creí que nos pondríamos juntos en nuestra vida de mil años.
Trompa apaga la luz que desciendo solo a la ciudad de los hombres. Apaga lamento de hierro y bronce entre los naranjos.
Ahí voy lava tu cuerpo y vamos. Ah santa piel joven el mundo será nuestro.
Silencio con la sorda alegría. Ahora duerme al fin. Clarín entre los naranjos.

Nació en 1933 en Buenos Aires; viajó por el norte, Brasil, Bolivia y Perú. Desapareció en mayo de 1976, mientras distribuía periódicos en barrio Norte, en Buenos Aires. Como periodista colaboró en varias revistas y periódicos. Publicó “Cuatro murales”; “Corazón de piel afuera”; “Fragmentos fantásticos”; “Visión de los hijos del mal”; “El Himalaya o la moral de los pájaros”.




Poema con brujos
Ana María Lanzillotto

Y por eso me voy de este lugar de brujos,
de gente bella, de tinieblas.
Donde mis esperanzas abortan
mis caminos terminan
y no soy capaz de conceder al tiempo
ni segundos de mi sangre
que se enfría y se calienta porque sí.
Este lugar hechizado y hechizador
que no tiene espacios ni rincones
donde dormir, mirar sin decir nada.
Estoy de más en el mecanismo complicado
de este país hostil
que me presta la última ternura
justo al abrirse mi esperanza.
Y me voy hacia el olvido
porque no debo quedarme un minuto más
tapándoles el sol como si nada.

Nació en 1947 en La Rioja. Estuvo detenida en Campo de Mayo y El Vesubio. Perteneció al ERP. Escribía poesía desde pequeña. Los únicos textos editados fueron publicados por La Gaceta, de Tucumán.



Poema
Alcira Fidalgo


Hace meses que los aguardo
a la sombra de una piedra.
Fija la vista en el horizonte,
atento el oído,
tenso el cuerpo, la espada lista.
Y no llegan.
¿En qué lugar de este mar
de arena y sol
se han perdido?
¿Dónde están?

¿Dónde están mis molinos de viento?

Fue secuestrada en 1977, cuando tenía 28 años por Alfredo Astiz y un grupo de tareas. El editor José Luis Mangieri publicó “Oficio de aurora”, en Libros de Tierra Firme. Se perdió una gran cantidad de textos suyos. Fue vista por última vez en la ESMA.



Vamos, Patria
Enrique Juárez

Vamos, Patria, a caminar yo te acompaño
Yo bajaré los abismos que me digas
Yo beberé tus cálices amargos
Yo me quedaré ciego para que tengas ojos
Yo me quedaré sin voz para que cantes
Yo he de morir para que tú no mueras.

Había nacido en 1944 y desapareció en diciembre de 1976. Fue uno de los principales dirigentes de la Juventud Trabajadora Peronista. Fue periodista, cineasta y escritor.


Monólogo
Ana María Ponce

Niño, si mañana no estoy,
quiero que recuerdes
que estuve.
Que te di mi vida,
mis mejores años,
mi ilusión,
mi abrazo cálido.
Niño, quiero que
recuerdes que fui
parte de vos mismo
y que tus manos han sido
hechas por mis manos;
que tus ojos son
parte de mis ojos,
que tu frágil cuerpo
lo construí con el amor
que te tuve,
que le tuve a él
que te tuvimos los dos.
Niño, si mañana no estoy,
quiero que sepas
que aunque te perdí
vos, vos no me perdiste.
Cada noche, viajo
a encontrarte entre los sueños.
voy rescatando tu risa,
tus lágrimas, tus dulces gestos.
Voy rescatando el abrazo
que antes te daba,
los besos que recibías
cálido, con la risa en los
ojos azul-verdes.
Ahora, sos una foto,
el día te transforma
en una pequeña fotografía
en colores.
Ah, pero a la noche,
cuando llega la noche
y voy a tu encuentro,
siento que vuelvo a vivir.
Pero otra vez el día
irremediablemente,
me trae la distancia,
el peligroso abismo de lo incierto,
y una tristeza insistente
me hace llorar,
una vez, y otra vez...
Cuánto te quiero, pequeño,
cuánto te he querido.
Qué difícil este tiempo
de estar separados,
de que tus pequeñas manos
no se sostengan cálidas
de mis hombros,
de que tu boca chiquita
no se acerque a mi mejilla,
de que tu voz,
tu diminuta voz
no me llame a media lengua.
Cuánto tiempo sin tenerte,
mi chiquitín,
pienso
que tal vez ya no me recuerds,
tal vez mi cara sea hoy
que mis manos que te acariciaron,
sean hoy otras manos,
mi chiquitín,
cuánto tiempo,
cuánto dolor,
cuánta distancia,
tal vez volvamos a vernos,
pero si no volvemos a vernos
quiero, por favor quiero
que en medio de tus confusos recuerdos
busques mi cara.

Nació en San Luis en 1952. En 1977 fue detenido su marido, Godoberto Fernández y en julio de ese año, el día del cumpleaños de su hijo, fue secuestrada por la Marina. La llevaron a la ESMA, donde estuvo hasta febrero de 1978. Dejó sus poemas y otros textos a Graciela Daleo, ante la suposición –cierta- de que iba a ser ultimada. Sus escritos se publicaron en marzo de 2004 en un libro sin mención editorial.


1 comentario:

Senén dijo...

Muchas gracias por esto, por acercarme las vos de esos amados compañeros, mis hermanos mártires. Y la justicia como tarda, con que lentitud avanza, que puntillosa es para los derechos de las bestias cuando los nuestros no tuvieron ningún derecho.
Realmente amigo-amigos, emocionado hasta las lágrimas.
¿Quien puede devolvernos los muertos?
Todos los escritos son impresionantes, tienen la sensibilidad alli, se palpa. A mi - quien sabe por que mecanismos internos - me ha llegado especialmente:

II (de “De tango y lo demás”)
Roberto Santoro

pero quedar amarrado a buenos aires
a su fatal tristeza
a su agonía
y saber que hay un tango en cada traje
uno anda solo
volvé
si yo pudiera

como un hombre que se fue
no estoy
no sé
no doy un paso más
hoy algo no funciona

volver
se fue
estaba en la vereda

y nunca dijo nada
se fue
me voy
echar el resto por la calle