23.4.20

AFICHE 40TENA - POEMAS & OTROS TEXTOS (SELECCIÓN) (III)

Tercera entrega de esta selección, para leer durante esta emergencia. Muchas cosas aparecen ahora como superfluas; la poesía y la literatura, seguramente no. Por eso, una nueva entrega, y seguirán.
Saludos





Contradicho

                     Al dicho popular “El buey solo, bien se lame”

Acepto las sentencias populares,
menos ésta;
es que la lengua no alcanza
a dar la vuelta
y la espalda se queda
sin abrazo;
es que la agria saliva es poca cosa
para humedecer todo el contorno.
Bovina soledad la que me aflige:
si voy al sur me balan sus terneros;
si al norte voy, la tropa se reniega.
El buey precisa como yo preciso,
una cornada atroz de compañía.

Ana Pedernera, en La misma araña



Fósil

Un perro negro
como disecado
en la banquina
más el paisaje
comprimido en dos segundos
Todo rojo,
incluyendo del faro
trizas de vidrio y del baldío
desechos sin foco
todo,
en un abrir y cerrar de ojos.

Graciela Simonit, en La aflicción


Los egotropos

Todo empezó cuando alguien encontró un egotropo tirado por ahí. Le gustó muchísimo y decidió plantarlo en su jardín. El egotropo se acomodó muy bien entre las plantas y empezó a crecer y crecer. Su dueño lo contemplaba encantado y llamaba a sus vecinos para que vinieran a admirarlo.
Día a día el egotropo se iba extendiendo y ganando terreno. Todo estaba bien y daba gusto verlo tan rozagante. Un día invadió el terreno del vecino, quien, muy contento, se dijo que por fin tenía él también, un hermoso egotropo. Esto no agradó a su dueño, y mientras discutían la pertenencia del egotropo, éste siguió alegremente su avanzada en el jardín del otro vecino.Y del otro. Todos se adjudicaban su pertenencia y además insistían en que su egotropo era el más hermoso. Esto llevó finalmente a la concertación de un concurso de egotropos y, por supuesto, todos se anotaron.
Mientras tanto los egotropos continuaban invadiendo todo. Y era una lástima, porque empezaban a treparse por todos lados. Tapaban las ventanas, se metían dentro de las casas, subían a las mesas, reptaban entre las sábanas.
La gente andaba con los egotropos colgantes, envolventes. Les tapaban los ojos y tropezaban entre sí.
Cuando llegó la Gran Peste arrasó con todo porque nadie veía nada.
Y aunque parezca mentira, nadie, pero nadie, intentó podar los egotropos.


Mary Mywitz, inédito


Adentro y afuera

Salí del supermercado y lo vi sentado en el cordón de la vereda. Una bolsa amarilla en la cabeza, el cartón de vino abierto a un costado y un vasito plástico, hasta el tope.

—Oiga, ¿sabe qué hora es? —preguntó desde sus andrajos, con la vista clavada en el asfalto.
—Las ocho y media —contesté con mi prisa urbana.
Se sorprendió y giró la cabeza. Su mirada estaba inyectada de un vacío demoledor en esa mañana en que el frío calaba hondo.
—Y usté… ¿está adentro o afuera? —me increpó. Su cuerpo despedía la pestilencia de la exclusión y la pregunta resonó en mi cabeza.
Miré las migajas de mi bolsita y pensé en la precariedad laboral, los atajos para acortar el mes y lo que postergamos con la ilusión de concretarlo en el corto plazo, en una ciudad de renta petrolera obscena, proporcional a la desigualdad social.
—Creo que adentro… pero con un pie en la vereda.


Horacio Beascochea, en Series y Grietas


La letra clara (fragmento)

La guerra me tiene cansada. Su sola palabra  desgarra cuando entendemos que somos uno. Cuando seamos libres tendremos el corazón colgando todo el tiempo sumergido en su cuerpo ideal.
Falta para eso.

Yo, que nada deseo del mundo, he elegido la música y el mediodía libre para hacer de la nada un culto. Mis hijos están ahí durmiendo la siesta. Todos los discursos y opresiones del mundo quedan flotando mientras dormimos y paramos el mundo.
Llueve, ¿serás libre por fin pajarito? Libre si hago silencio y me veo de lejos.


Ángela Jerez, en Las absurdas


Dónde hay un mango

Viejo Gómez, vos que estás
De manguero doctorao
Y que un mango descubrís
Aunque lo hayan enterrao,
Definime, si podés,
Esta contra que se ha dao,
Que por más que me arremango
No descubro un mango
Ni por equivocación;
Que por más que la pateo
Un peso no veo
En circulación.

Dónde hay un mango,
Viejo Gómez?
Los han limpiao
Con piedra pómez.
Dónde hay un mango
Que yo lo he buscado
Con lupa y linterna
Y estoy afiebrado?
Dónde hay un mango
Pa darle la cana
Si es que se la deja dar?
Dónde hay un mango
Que si no se entrega
Lo podamos allanar?
Dónde hay un mango
Que los financistas,
Ni los periodistas,
Ni perros ni gatos,
Noticias ni datos
De su paredero
No me saben dar?

Viejo Gómez, vos que sos
El viancarlos del gomán,
Concretame, si sabés,
Los billetes, dónde están?
Nadie sabe dar razón
Y del seco hasta el bacán
Todos, en plena palmera,
Llevan la cartera
Con cartel de defunción
Y, jugando a la escondida,
Colman la medida
De la situación.


Ivo Pelay (tango con música Francisco Canaro)






Día 34 cuarentena por Coronavirus

cuerpo conquistado por el fuego
islas acantiladas de lava dura
a medio camino
del bar inglés al poeta flamenco
de los cazadores de ballenas a la soledad
de los cruceros de lujo el paseo arbitrario

voy a caer bien
tráiganme troqueles y polvo
o un pasaje

no podría olvidarme nunca de ustedes
viajo en colectivo paso por el valle veo los cerezos
y continuar
¿el pensamiento cuál será?
levantados de la tierra para sentir
en las frentes el rocío de la mañana y del fertilizante
no podría olvidarme nunca de ustedes
o me busco en el olvido de los otros

tendré que emprender el viaje la vuelta o la huida
en las cosas
en el nombre de una calle
en las personas que te conocieron y no conocí

en la ciudad que no tiene puestos de flores
nosotros somos los que decimos
una hoja cae en el último día del otoño
nosotros hacemos que la flor caiga

no hay caso
quiero pensar como la chica esa
que envolvió manzanas en el galpón
que leyó un día de noche en la escuela

¿cuál es el paisaje cuando la brisa no viene de ningún mar?
los grandes canales los álamos y los ríos
el canto.


Verónica Padín, inédito


Razón

Levanta tu brazo hacia donde los astros emigran
Levanta la luz hasta donde el ojo no la alcance
Y en lo que quede entre tú y la tierra
Levanta el agua humilde y el pan celeste.

No hay otra forma de comprender el mundo.


Víctor Redondo, en Circe, cuaderno de trabajo


(X)

hay ceferino dice martha ante las velas consumidas/ay ceferino indiecito cantor/quién pudiera decirte que serás santo de estampita quemada por la nieve/quién dirá qué cuando más no hagas que pedir bronce/agua en el toldo/cajón para esta mortaja que huele a dulce rancio/ay ceferino/indiecito de velas inútiles


Andrés Cursaro, en Cuerpos de humo


Omne admirari

Macedonio Fernández está en lo de Dabove. Hay un perro debajo de la mesa. Macedonio observa:
-Qué inteligente es este perro. No confunde mi mano con un pedazo de carne. Es un fuerte intelectual, che.


Estanislao González, Apuntes de un vecino de Morón (1955), en Cuentos breves y extraordinarios (Borges-Bioy Casares)


a veces pampa
a veces húmeda
monta
de yegua oscura enramada tupían álamos plateados la noche
pelo poncho cuero
nos seguían severos y ánimas

ardidas nos abrazamos
la marca de una lengua fue vendaval en mi espalda


Flavia Soldano Deheza, en Pampa Stalingrado



Tele

En la tierra de los Grandes Relatos
hay seres tan cortos como la distancia que nos separa de la incomodidad
circunstancia inversamente proporcional a la cercanía que nos ata a la demencia

Así hablaba el médico de guardia
encadenado
durante ochenta y cuatro días
al portón de entrada para cobrar su salario

Encadenado y defecando ante cámaras
con medida sonrisa de mártir
mediático.


Graciela Cros, en Libro de Boock


Qué

Los que son
en un pedazo de silencio y
tienen madres perdidas
ésos palabran de verdad.
No hablan, dicen, la noche
pasa por el aujero de su aguja
rápida como un golpe.
Su preguntón
no va al círculo de lo sabido.
Tienen amores diversos, hermosuras
tendidas a los vientos.
La existencia y la inexistencia de
las cosas doran sus preguntas.
Arde la tribu de caminos
que no recorrerán.


Juan Gelman, en El emperrado corazón amora


Fallas de origen(o autorretrato)

Algo falló en la concepción
una constelación inapropiada
en el último día del mes noveno

un gato negro una escalera un martes trece
algo no salió bien

qué percepción de la alegría fue muñón
y no mano
qué órgano de las ganas
dejó de nacer
qué luz se trabó
en tenue fosforescencia

algo quedó en el camino
trunco

a fallas de origen
no hay dial que las salve
ni célebre doctor suizo
que las pueda

un hueco palpita
hurga dentro
como una piedra en el zapato
un borrador de apuro
falto de sol

prematura irrupción
echada a errar
sobre el mundo
un día


Alejandro Flynn, inédito

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