6.12.22

Navidad 22/poemas&textos/la cebolla de vidrio ediciones

 





Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía (21,1)


….enjugará las lágrimas de sus ojos,
ya no habrá muerte ni luto
ni llanto ni dolor,
pues el mundo viejo ha pasado. (21,4) 

A mitad de la calle de la ciudad, a cada lado del río, crecía un árbol de la vida: da doce cosechas, una cada mes del año, y sus hojas sirven de medicina a las naciones. Allí no habrá ya nada maldito... Noche no habrá más, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, … esparcirá luz sobre ellos. (22,1-5)

apocalipsis de juan



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Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelve allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente (semilla) al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no volverá a mí vacía sin haber realizado mi voluntad y haya cumplido aquello a que la envié. 

libro de isaías, 55,10-11

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I

El mundo viejo ha pasado, 
es historia, dicen.
Entonces, los sonidos sagrados del agua,
la piedra enrumorada,
el polvo misterioso
que levantan las lenguas
cuando pasan.

II

Las palabras que salen de tu boca,
poeta - profeta,
como los copos livianos de la nieve,
se posan en mi pelo
antes de llegar al suelo.
Otras veces,
crepitan en mi piel caliente.

silvia mellado

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ríos aéreos

un día vi cómo se unía el río con el cielo
fue una tarde de verano
efervescencia de aire
en la cerveza que pasábamos en ronda
ese día y los que siguieron 
gaseosos amarillos 
teníamos la sensación que entrábamos a febrero
breve y más corto
pero sólo era miedo o un tonto presentimiento
porque recién estábamos retomando el verano anterior o iniciándolo o recordando los que habían sido mucho antes 
apenas había mojado los pies en el río helado no había arreglado la sillita ni pensado si tirar de una vez por todas la lona de camuflado de nieve estaba planeado hacerme una malla o tal vez probarme la parte de arriba de una sobre la remera sin que me vean las empleadas del supermercado
cuando el río se unió al cielo
me aterró la idea de verme otra vez en pleno invierno con las capas de abrigos
también 
abrí los brazos 
vimos la luz vapor con los anteojos de sol de cristal azul rojo amarillo marrón negro
y hubo alivio.


verónica padín
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las hojas
del árbol señalan
el rumbo de todos los vientos, el curso
indetenible de las aguas
el ritmo escondido de la vida

todo es nuevo, se dirá
el cielo, la tierra
y los tiempos

lo viejo habrá pasado
con un aire de ceniza
y quizá sea dulce
la palabra por oír

el árbol en el jardín
mece sus ramas
en la luz tierna del día
que siempre nace


gerardo burton




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